¿Cómo lograr que el trabajo sea bueno para la salud?

Viniendo como venimos de una cultura que considera el trabajo como necesidad, estamos habituados a pensar la relación trabajo-salud en términos negativos. 

Sin embargo, existen evidencias científicas de que el trabajo, el buen trabajo, contribuye poderosamente a la salud y al bienestar de las personas. No hay duda de que, comparados con los desempleados, quienes trabajan gozan en general de un mayor bienestar y de una vida más saludable. 

¿Qué es un lugar de trabajo saludable?

En su publicación del 2010 “Marco y modelo de un lugar de trabajo saludable”, la Organización Mundial de la Salud define un lugar de trabajo saludable como Un lugar en donde trabajadores y gerentes colaboran en la mejora continua del lugar de trabajo en cuanto a la protección de la la salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores.

La OMS considera que hay que contribuir a satisfacer necesidades que afecten a la salud del ambiente de trabajo físico, pero también del psicológico, algo que afecta pues a la organización y a la cultura del lugar de trabajo. Además es importante contar con la atención sanitaria necesaria para el trabajador y ampliar la intención de contribuir al bienestar no solo del empleado, también de la familia y de la sociedad.

¿Cómo convertirse en una empresa saludable?

No es tarea sencilla lograr el bienestar laboral. Conseguir un equilibrio entre los efectos saludables y los menos favorables del trabajo es algo más complicado que el simple hecho de comentarlo.

Para que el trabajo sea fuente de salud y bienestar se requiere desarrollar buenas condiciones de trabajo, una gestión del personal de calidad, tener en cuenta las relaciones interpersonales y la percepción de los propios trabajadores. Y es que el valor que den los trabajadores a sus condiciones objetivas de trabajo es determinante para asociarlo con bienestar.

Por ejemplo, si un trabajador valora salir puntual del trabajo y el jefe le exige siempre quedarse más tiempo del estipulado, su satisfacción laboral se ve seriamente mermada.

Si nos adentramos pues en querer desarrollar un clima laboral saludable en nuestra empresa es fundamental tener en cuenta multiplicidad de factores:

• ¿Cuál es el estilo de la dirección de la empresa? ¿Sigue y comunica una estrategia clara los trabajadores? ¿Les ofrece apoyo? ¿Su supervisión es de calidad?¿Reconoce su esfuerzo?
• ¿Existe equilibrio entre las exigencias del trabajo y la capacidad de control de las personas sobre su propia tarea (demanda/control)?
• ¿Están claros los roles y las funciones de cada trabajador? ¿Sabe lo que se espera de él?
• ¿Existe compañerismo, apoyo y solidaridad entre los compañeros?
• ¿Está el trabajador capacitado para realizar su tarea?
• ¿Se realiza un efectivo control de los riesgos laborales?

¿Por qué debería ser saludable una empresa? 

Para la OMS, el empresario debería siempre crear entornos de trabajo saludables, tratar a los empleados con respeto, no causarles daños y desarrollar su potencial.

Pero además de lo que es una empresa éticamente responsable, es de destacar que apostar por ser una empresa saludable trae grandes beneficios en cuanto a la productividad y la efectividad.

Son los frutos de un comportamiento empresarial que repercute de la siguiente manera:

• En la satisfacción y la motivación de los trabajadores y en la valoración que tienen de su propia empresa.
• En la percepción de una mejora de su autoestima, de su satisfacción personal y en su salud.
• En la mejora de la actitud del trabajador en su puesto de trabajo.
• En el aumento de la práctica de actividad física.
• Potencia y mejora el conocimiento de hábitos de vida saludables.

Las empresas saludables hoy en día son un beneficio para toda la sociedad, las familias y cada uno de los trabajadores que contribuye al desarrollo de esta nueva cultura de empresa. En ella la persona sigue siendo el centro del verdadero desarrollo sostenible.

Artículo realizado en colaboración con Javier Fiz Pérez, psicólogo, profesor de Psicología en la Universidad Europea de Roma, delegado para el Desarrollo Científico Internacional y responsable del Área de Desarrollo Científico del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP).