¿Son saludables? Algunos estudios ya ofrecen información fiable sobre su influencia en los consumidores
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El tema de los transgénicos -Organismos Genéticamente Modificados (OGM)– desde siempre ha generado polémica y se debate hasta el día de hoy.
La ausencia de una legislación en muchos países -que obligue a las empresas a detallar en sus envases que determinado alimento ha sido modificado genéticamente- ha provocado desconocimiento y dudas entre los consumidores.
Se les llama transgénicos a los alimentos que fueron producidos a partir de un organismo modificado genéticamente mediante la ingeniería genética -o sea que se le incorporaron genes de otro organismo, como ser plantas, animales o microorganismos que han sido creados artificialmente- para obtener una característica determinada.
En la actualidad las plantaciones transgénicas con mayor presencia son el maíz, la cebada y la soja. Y sus principales productores son: EEUU, Canadá, Argentina, China y Brasil.
Pero una de las preocupaciones generales es si realmente puede provocar un daño en los consumidores y al medio ambiente.
Hasta el papa Francisco en su encíclica “Laudato si” se expresó acerca de este tipo de producción. A través de la misma hace referencia a que a pesar de que no se ha comprobado de manera contundente el daño que pueden producir los cereales transgénicos a los seres humanos, en algunas regiones su uso ha provocado un crecimiento económico, pero que también hay dificultades importantes a tener en cuenta.
¿Son seguros?
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su página web, publicó respuestas a preguntas frecuentes donde afirma contundentemente que en los países en los que han sido probados los alimentos transgénicos se ha demostrado que no tienen efectos en la salud humana.
Por otro lado, un estudio reciente realizado por científicos de la Academia Nacional de Ciencia, Ingeniería y Medicina de los Estados Unidos llegó a la siguiente conclusión:
“Los estudios que se han hecho en animales y en la composición química de cultivos (genéticamente modificados) GM no muestran diferencias entre los alimentos transgénicos y los convencionales que pueda implicar un mayor riesgo para la salud que el consumo de los convencionales”. El informe lo puede ver en: https://www.nap.edu/read/23395/chapter/1#xvii
¿Qué se busca con los transgénicos?
Uno de los principales objetivos es obtener mejoras en la calidad nutricional. Por ejemplo, un arroz genéticamente modificado que contenga más hierro y caroteno, o una papa con menor contenido de agua para que al fritarla absorba menos grasa.
Además estos alimentos pueden influir positivamente en otros aspectos como mejorar la calidad de los granos en semillas, aumentar las proteínas en los cultivos de forrajes, mayor tolerancia a sequías, inundaciones y frío o calor.
¿Cómo sabemos si estamos ante un alimento transgénico?
Para aquellas personas que prefieren que estos alimentos no formen parte de su alimentación, algunos consejos:
- Evitar los alimentos procesados y elegir los naturales.
- Elegir frutas y hortalizas de estación: por ejemplo un tomate en invierno es probable que sea transgénico.
- Según la reglamentación del país donde se encuentre puede encontrar o no en el envase un símbolo con la letra T, que significa que está hecho con alimentos transgénicos.
- Tener en cuenta que muchos de aquellos alimentos y derivados que contengan dentro de sus ingredientes soja, maíz, algodón o canola pueden ser transgénicos.
Ahora bien, luego de entender un poco más de que se trata, persisten aún algunas interrogantes sobfre los alimentos transgénicos. ¿Es tan necesaria esa mejora genética?, ¿cuál es el límite?, ¿qué alimento estamos consumiendo en realidad?, y con este avance tecnológico, ¿se logrará combatir el hambre como se planteó en un principio?
Los conocimientos actuales son insuficientes para evaluar los beneficios y riesgos de los alimentos transgénicos, especialmente a la luz de las consecuencias a largo plazo que estas tecnologías puedan tener no sólo en la salud humana, sino en el medio ambiente y en la vida de los pequeños productores.
Por otro lado, es fundamental que en todos los países donde llegan o se producen alimentos transgénicos el etiquetado sea obligatorio para que se respete el derecho de todas las personas de saber y elegir que alimentos quieren consumir.