La coherencia en el entorno familiar y escolar ayuda a lograr la felicidad de los niños. Después de tratar la importancia de generar una relación de confianza con nuestros hijos en artículos anteriores, nos gustaría hoy destacar algunas de las actitudes o patrones educativos que conviene evitar por ser consideradas peligrosas en el desarrollo de los hijos, según los psicólogos.
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1. Baja implicación y supervisión:
Los padres desconocen las actividades que hacen sus hijos y con quién las hacen. Incluso en el caso de conocer que su hijo tiene amistades peligrosas, se consideran incapaces o indiferentes para impedirlo o controlarlo.
2. Disciplina incoherente:
Los padres no mantienen un estilo educativo coherente, localizado de manera individual o por falta de acuerdo entre padre y madre en cuanto a las normas, e incluso las dos situaciones juntas. Los hijos e hijas captan los puntos débiles y la dinámica de ambos, aprovechándose y manipulando.
3. Disciplina rígida e inflexible:
Una educación con un marcado carácter unidireccional donde no hay negociación, ni diálogo, ni razonamiento y en la que se actúa de la misma forma indistintamente del problema y de la edad de los niños.
4. Disciplina colérica y explosiva:
El caso más extremo es el maltrato infantil. Se utilizan estrategias como pegar, gritar, amenazar, produciendo en el niño un aumento de probabilidad de ocurrencia de conductas desafiantes y agresivas o por el contrario de extrema sumisión.
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El pilar de la confianza, también en el colegio
Como ya hemos dicho anteriormente, este tipo de actitudes daña en profundidad la relación de los padres con sus hijos que debe de estar basada en la confianza, pilar esencial para el desarrollo de una autoestima y un crecimiento sano.
La coherencia en el estilo de vida de los padres con respecto a lo que transmiten a sus hijos, el fomento de la comunicación y el impulso de la autonomía del menor son imprescindibles en una educación sólida.
Actitudes de confianza que se han de desarrollar tanto en el contexto familiar como en el educativo. La psicopedagogía promueve y recomienda la coherencia en este aspecto desde los primeros años de su desarrollo cognitivo del niño.
Y la coherencia se encuentra en la formación humana y en valores que reciben en casa y en el colegio y en los ejemplos de vida que encuentran en estos dos entornos. Este punto es fundamental para que los niños descubran una consistencia racional en su vida, en sus pensamientos y en sus comportamientos.
Uno de los aspectos que más confunde y daña en el crecimiento de los hijos es precisamente la incoherencia entre lo que se dice, lo que se hace al igual que la diversidad de principios entre lo que se siembra en casa y lo que se recive en la escuela.
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Las sinergias entre familia y la escuela estimulan el desarrollo integral del niño porque en el colegio recibiría influencias complementarias que sirven de refuerzo de la educación recibida en casas.
Cuando esta complementariedad se rompe o ni siquiera existe y las diferencias de valores que se ofrecen en casa y en el colegio son muy significativas el niño corre el peligro de no adaptarse socialmente y sufrir una distorsión en su desarrollo.
Fuente: Antonio Coronado. Orientación e Intervención Familiar en el contexto educativo desde el enfoque ecosistémico. 2010. UNIVERSIDAD NACIONAL DE EDUCACIÓN A DISTANCIA (España)
Artículo realizado en colaboración con Javier Fiz Pérez, psicólogo, profesor de Psicología en la Universidad Europea de Roma, delegado para el Desarrollo Científico Internacional y responsable del Área de Desarrollo Científico del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP).