La primera tanda de familias sirias recibió una emotiva bienvenida en el país sudamericano “Agradecemos esta llegada al pueblo chileno, agradecemos este recibimiento y esperamos que nosotros también respondamos a esta acogida que estamos recibiendo del pueblo y el gobierno chileno. Estamos muy felices de estar acá, muy agradecidos de este recibimiento. Nosotros no conocíamos al pueblo chileno, pero en este momento los estamos conociendo, estamos agradecidos y esperamos responder a esta acogida. Gracias”.
Así se refirió Saeed Antakli –en declaraciones reproducidas por la Conferencia Episcopal de Chile-, uno de los 66 refugiados sirios provenientes del Líbano que llegaron este jueves a Chile. En el caso de este hombre, lo hizo junto a su esposa y dos hijos luego de un viaje de 26 horas.
Es que gracias al Programa de Reasentamiento de Refugiados Sirios impulsado en Chile desde hace un tiempo fue posible concretar el arribo de 14 familias (66 personas entre las cuales hay 34 adultos y 32 niños) que tuvieron que abandonar su país por una guerra civil que ha dejado una crisis humanitaria sin precedentes.
Fue a estas personas, a esta primera tanda, que Chile le abrió su corazón. Este objetivo fue posible gracias al trabajo en conjunto entre el gobierno, la Vicaría Pastoral Social Cáritas y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
“Me alegro inmensamente que Chile se manifieste una vez más como un país abierto, solidario y acogedor. Sin duda alguna, la lengua nos separa en alguna medida, pero me he dado cuenta saludando a la gente que hay un idioma común; los niños sonreían y respondían a nuestras sonrisas. Espero que el trabajo de la Vicaría Pastoral Social Cáritas, que ha recibido este encargo de parte Chile, lo pueda desarrollar como lo ha hecho en el pasado con otros refugiados”, dijo el arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, quien se hizo presente durante la ceremonia de bienvenida, prosigue la CEC.
Precisamente, uno de los grandes desafíos por delante para estas familias que se alojarán las localidades de Macul y Villa Alemana es el superar las barreras idiomáticas. Para ello está previsto que en los próximos días estas personas comiencen las clases en español, además de otros aspectos vinculados a su identidad y adaptación.
De momento, a estas familias ahora les espera llegar a sus nuevos hogares y sentirse cómodos en un país que se propuso el objetivo firme de ser una nueva casa para quienes están huyendo de la guerra y el temor.
“Nuestro deseo es que comiencen poco a poco a dejar atrás el miedo, el dolor y la incertidumbre. Sabemos que vienen de una historia difícil, y lo que queremos es que encuentren en nuestro país una tierra que los recibe con amistad, con buena voluntad para que puedan reconstruir su historia y hacer crecer sus familias, en paz y con seguridad”, dijo también la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.
El desafío está planteado y ésta es tan solo una primera tanda. En las próximas semana llegarán más familias al país sudamericano, que al igual que con el tema de los inmigrantes, atraviesa por un momento fuerte en cuanto a ser país de acogida y solidario para con aquel que viene de lejos.
Con información en base a la CEC