La iniciativa, que ya ha salvado muchas vidas en Latinoamérica, llega a España
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El Papa no deja de hablar de la cultura del descarte en la que vivimos. Todos los débiles son administrados, arrumbados o incluso eliminados, de los modos más sutiles y violentos. Vemos cómo en el mundo siguen produciéndose matanzas.
En Birmania los robingya están siendo literalmente exterminados. Las noticias hablan incluso de decapitaciones de niños por parte del ejército. Ante ello, la comunidad internacional se mantiene tan estupefacta como pasiva.
Algunos pueden pensar que ese tipo de crímenes contra la humanidad solo suceden en países donde todavía no les ha llegado la civilización occidental.
Sin embargo, tampoco faltan los ejemplos periodísticos que muestran en Europa atrocidades similares a las mencionadas, aunque siempre envueltas en el celofán del derecho administrativo y la legalidad.
Ejemplo de ello son la gran cantidad de muertes anuales en el mediterráneo o la ingente población de inmigrantes en los campos de refugiados instalados en las periferias de nuestra querida y confortable Europa.
Pero nuestras leyes no solo amparan las eliminaciones de los nacidos problemáticos para nuestro “bienestar”, sino también las de los no nacidos.
Quizás el paradigma quirúrgico y legal del descarte en nuestro país lo tenemos en el aborto, frente al cual la Iglesia se ha ido quedando progresivamente sola en su lucha, no solo por evitar que las vidas de los inocentes sean segadas, sino también por procurar que las mujeres embarazadas tengan un horizonte en la vida tras dar a luz, o incluso por ayudar a las que decidieron abortar a reencarrilar su vida.
Una de las iniciativas más novedosas a este respecto se llama “40 días por la vida”. Surge en un pueblecito de Texas (USA) y consiste básicamente en confiar en el poder de la oración para reducir el número de abortos.
Nacho Sánchez, organizador de este gesto en Barcelona (España), nos explica la efectividad de la plegaria, reiteradamente señalada en la Biblia: “El resultado de su atrevimiento es que, a día de hoy, después de varias campañas a lo largo de todo el mundo, 89 clínicas abortistas han cerrado, más de 154 empleados han abandonado su trabajo, y más de 13.300 mamás, pese a su inicial intención por abortar, decidieron echarse atrás, y trajeron al mundo al hijo que llevaban en su vientre, y eso ocurrió sólo por ver a la gente rezando en la puerta de clínica abortista.”
El éxito de esta experiencia se ha ido difundiendo por el mundo: “a día de hoy esta iniciativa se ha reproducido en 715 ciudades, en 44 países, con más de 750.000 voluntarios. La buena nueva es que ahora hay nuevos estudios que ponen de manifiesto que entre la primera y la segunda campaña, se reducen entre un 10% y un 15%, los clientes que acuden a la clínica escogida.”
Hace 6 meses la experiencia se inauguró en Barcelona (España). Nacho nos cuenta algunos de los resultados más ostensibles: “Hace seis meses (en la primera campaña), uno de los voluntarios que estaba rezando en ese lugar, observó cómo entraba una pareja en la clínica, pero sorprendentemente muy poco tiempo después, volvían a salir. Era imposible que hubiera habido tiempo para practicar ningún aborto. Al cruzar la puerta, el hombre, levantando la voz, iba diciendo “¡la mano de Dios está con vosotros!”.
Los voluntarios, que “sólo” rezaban, estaban atónitos. Al parecer, el hombre llevaba tiempo intentando convencer a aquella mujer para que no abortara. Al entrar, pasaron junto a la pancarta y los voluntarios rezando, y parece que eso despertó algo en su interior. Y mientras estaban en la sala de espera, él halló, curiosamente unas palabras que hasta entonces no había encontrado en su repertorio, y ella dijo sí a la vida: “¡Vámonos de aquí!”. Al salir, uno de los voluntarios, que es seminarista, les hacía la señal de la cruz en la frente. Se fueron calle arriba mientras él le mostraba a ella el folleto provida que les acababan de entregar, y concluía: “¡Encima nos van a ayudar. Esto no puede ser casualidad!.”
El 21 de septiembre se dió el pistoletazo de salida a la segunda campaña de “40 días por la vida” en Barcelona, con un acto inaugural en el Real Monasterio de Santa Isabel, el cual consistió primero en una celebración eucarística, y después se dieron las correspondientes explicaciones sobre cómo se organizarán las vigilias de oración (de 8 a 20 horas, durante cuarenta días).
Hoy 27 de septiembre, los primeros voluntarios acudieron a la calle Anglí, nº 42, portando consigo únicamente sus oraciones, y se detuvieron por una hora, justo delante de la puerta de la clínica EMECE.”
Los organizadores invitan entusiasmados a participar a todos, en cualquiera de las ciudades del mundo donde se organiza (https://40daysforlife.com/browse-campaigns/) o incluso a lanzarlo en nuevas ciudades del mundo.