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Nuevo escándalo y cruces de acusaciones en la gestión económica de la Santa Sede

April 09, 2014: Domenico Giani the head of the Vatican police, during the general audience in St. Peter Sq. at the Vatican.

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 25/09/17
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El escándalo del auditor general. La Santa Sede asegura que espiaba a varios de sus superiores en respuesta a una entrevista del ex funcionario en la que denuncia malos tratos y que fue obligado a renunciar con “facturas falsas”. 

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El papa Francisco reafirma el concepto, cada vez que puede, sobre la necesidad de transparencia en el seno de la Iglesia con el dinero. “El diablo entra por los bolsillos”, expresa. Sin embargo, a pesar de sus enseñanzas y la reforma en marcha, en el Vaticano siguen los venenos alrededor de los temas económicos.

El Vaticano ha respondido con “sorpresa” este 24 de septiembre a las acusaciones del ex auditor general de la Santa Sede, Libero Milone, que delató el verdadero motivo de su dimisión del pasado 19 de junio 2017.  “Me obligaron a renunciar con facturas falsas”, dijo en su versión.

El ex funcionario declaró a varios medios que no renunció por su voluntad, sino bajo la “amenaza” de ser llevado a la cárcel por acusaciones que considera son maliciosas. La Santa Sede asegura que Milone fue más allá de sus funciones y por eso se rompió la relación laboral (espionaje).

El auditor, de 69 años, y con una experiencia en el ámbito financiero internacional, fue nombrado por Francisco en mayo de 2015 como el primer supervisor de las cuentas de la Santa Sede con el objetivo de dar mayor transparencia.

“No dimití voluntariamente. Fui amenazado con el arresto. El jefe de la Gendarmería me atemorizó para obligarme a firmar una carta (de renuncia) que tenían ya preparada”, asegura Milone en una entrevista publicada por Il Corriere della Sera. 

La Santa Sede observa con sorpresa y pesar las declaraciones del Dr. Libero Milone, ex auditor general, se lee en un comunicado. “De este modo, no ha aceptado mantener confidenciales los motivos de su renuncia”, constató.

Así, el Vaticano es durísimo y acusa a Milone de haberse sobrepasado de sus funciones iniciales que eran analizar presupuestos y cuentas, mientras que por el contrario pasó a organizar una verdadera maquina de espionaje.

“Desafortunadamente, la Oficina encabezada por el Dr. Milone, exenta de sus facultades, encomendó ilegalmente a una empresa externa para llevar a cabo actividades de investigación sobre la vida privada de los exponentes de la Santa Sede”. 

Esto, “además de constituir un crimen, invalidó irremediablemente la confianza depositada en el doctor Milone, quien, frente a sus responsabilidades, aceptó libremente renunciar”. Por último, se asegura que “las investigaciones fueron realizadas con todo escrúpulo y en el respeto por la persona”.

Por su parte, Milone ha dado una entrevista para aclarar su posición, luego al paso, la Santa Sede ha salido con su versión oficial a través del comunicado antes mencionado.

El también ex director de recursos humanos de  Deloitte & Touche y experto en cuentas denunció que no renunció libremente, sino que lo obligaron fuerzas de la cúpula vaticana que se oponen a las reformas. Lamentó que le echaron por la puerta de atrás sin haberle dejado hablar con el Papa Francisco o con el cardenal Parolin, el secretario de Estado.

El ex funcionario aseguró que el Papa es una “una gran persona que comenzó con las mejores intenciones” pero manifestó su sospecha de que “ha sido bloqueado por el viejo poder que aún reside ahí”, en el Vaticano. Poder que no quiere que se sepa la verdad, opinó.

Milone insiste en la entrevista en que no revelará secretos de su trabajo como auditor de la Santa Sede e indicó que, siguiendo las instrucciones del Papa, solo trató de “promover la transparencia para respetar la voluntad de los fieles y de los donantes”.

El experto contable anunció su dimisión el 19 de junio subrayando que era de “común acuerdo” con el Pontífice. Pero, ahora sostiene que ese día fue recibido por el sustituto de la secretaría de Estado vaticano, Giovanni Angelo Becciu, quien le comunicó que “la relación de confianza con el papa se había acabado” y que el Pontífice solicitaba su dimisión sin más razones e invitándolo a dirigirse a la Gendarmería.

Allí, en seguida – reconstruye los hechos – “noté enseguida un comportamiento agresivo” y refirió que el comandante de la Gendarmería, Giandomenico Giani, le gritó para persuadirle  a “confesar” los supuestos delitos que, asegura, desconocía.

Los gendarmes vaticanos abrieron y requisaron la oficina y llamaron a los bomberos de servicio  dentro de los muros leoninos para abrir los escritorios del vice-auditor que estaba fuera de ella para forzar su contenido y decomisar todo, argumentó.

Milone expresó que le acusaban de peculado, apoderarse de capitales del Estado, y de haber obtenido impropiamente “informaciones sobre exponentes vaticanos” y de haber descubierto que lo investigaban desde hacía más de siete meses.

Sobre el delito de peculado, los gendarmes le indicaron dos facturas emitidas por su oficina a favor de un mismo proveedor, dichos documentos tenían el sello oficial, pero uno no tenía su firma y el otro un garabato. Una de las facturas era para limpiar la oficina de microcopias por el valor de 28.000 euros.

Milone hizo estas declaraciones en la oficina romana de su abogado a un grupo de periodistas citados (Corriere, Wall Street Journal, Reuters y SkyTG24) allí para escuchar su versión de los hechos. El contable defendió su inocencia porque – sostiene – que todo hace parte de un montaje para que el Papa no se entere de lo que pasa realmente con las cuentas en el Vaticano.

Según Reuters, monseñor Becciu ha declarado que el Papa había sido informado de la investigación y de las pruebas recogidas contra Milone, incluso antes de pedirle la renuncia. Por su parte, Giandomenico Giani explicó a la misma agencia que las pruebas contra Milone eran “irrefutables”, escribió Il Corriere.

El ex funcionario de la Santa Sede también insinuó que el complot llegó a tocar a Pell: “A mita de julio, he escrito al Papa a través de un canal seguro y creo que haya llegado la carta. Explicaba que era una víctimas de un montaje, y  mi asombro por la salida al unísono de Pell. Sin recibir respuesta”.

Milone habla de nuevos documentos que serían la clave y de ser publicados revelarían la podredumbre en las finanzas vaticanas.

Se podría tratar del preámbulo de un nuevo caso Vatileaks, con nuevos documentos secretos. En noviembre de 2015, Milone denunció la violación de su computador con la apertura del segundo capitulo Vatileaks. En ese mismo mes fueron arrestados monseñor Vallejo Balda y Francesca Chaouqui, ambos acusados, juzgados y condenados.

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