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Colombia y una vehemente defensa de su lucha antidroga

SANTOS
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Pablo Cesio - Aleteia Colombia - publicado el 15/09/17
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Ante la amenaza de EEUU de “descertificar” al país sudamericano, la respuesta no se hizo esperar

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“Colombia ya no es la patria de los narcos, ni es la patria de los guerrilleros, ni es la patria de la delincuencia. Somos fundamentalmente un país donde todos los días luchamos por construir un mundo mejor y de solidaridad”.

Estas palabras del cardenal Rubén Salazar Gómez durante la rueda de prensa donde se hizo un balance de la visita del Papa a Colombia entre el 6 y 10 de septiembre aún siguen retumbando en los oídos de muchos.

Las palabras del cardenal colombiano llegaron como respuesta a un titular de El Mundo de España que afirmaba: “Francisco, en la patria de los narcos”.

En forma paralela, mientras el cardenal pronunciaba estas palabras, en Colombia era tema de debate lo dicho por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la falla en la lucha contra la droga en el país sudamericano y la advertencia sobre una posible “descertificación”.

Entre otras cosas, Trump manifestó que manejaba con seriedad la posibilidad de designar a Colombia como un país que no pudo cumplir con las diversas obligaciones adquiridas con respecto al narcotráfico.

Una vez más se puso a consideración el aumento de los cultivos de coca en el país sudamericano y al pasar se mencionó la incidencia en esto último del proceso de implementación de los acuerdos de paz con las FARC.

El énfasis de Trump -a través de la firma de un memorándum con los principales productores y distribuidores de drogas, entre ellos otros varios países de América Latina y el Caribe- generó incertidumbre pues podría afectar el aporte económico en el combate del narcotráfico.

Pero la respuesta del gobierno colombiano no se hizo esperar.  “Colombia es sin lugar a dudas el país que más ha combatido las drogas y más éxitos ha tenido en este frente. Nadie tiene que amenazarnos para enfrentar este desafío”, expresó el gobierno colombiano a través de un comunicado.

“El problema de las drogas es global. Su superación solo se puede lograr a través de la cooperación y bajo el principio de la corresponsabildad. Las autoridades de los países consumidores tienen una responsabilidad fundamental con sus conciudadanos y con el mundo de reducir el consumo y atacar las organizaciones de tráfico y distribución en sus propios países”, indica en otro pasaje del comunicado.

Además de hacer referencia a resultados de los últimos años en cuanto a la lucha contra el narcotráfico, en el comunicado se hace referencia directa al tema de los cultivos ilícitos.

“El incremento reciente está siendo enfrentado con decisión a través de una estrategia que combina la erradicación y la sustitución. En lo corrido del año se han eliminado forzosamente 31 mil hectáreas y el programa de sustitución voluntaria está en pleno desarrollo. La meta combinada es de 100 mil hectáreas. Colombia tiene hoy, por cuenta del proceso de paz, una oportunidad única para superar de manera definitiva ese problema y no dejará que se pierda”, establece.

La “lacra” del narcotráfico

Durante su última homilía en Colombia, en la ciudad de Cartagena, el Papa volvió a hacer referencia al narcotráfico -también lo había hecho en Medellín al recordar tantas vidas de jóvenes que fueron destruidas por los sicarios de la droga hace varias décadas- y lanzó una fuerte condena, pues en el fondo genera un gran drama social.

“Condeno con firmeza esta lacra que ha puesto fin a tantas vidas y que es mantenida y sostenida por gente sin escrúpulos (…) No se puede jugar con la vida de nuestros hermanos ni manipular su dignidad”, expresó.

Aún los desafíos en este sentido son muchos. Pero en últimos años Colombia también ha expresado su firme voluntad en buscar soluciones para disminuir el aumento de los cultivos ilícitos y tratando de darle a su gente alternativas.

En eso también de alguna manera coinciden los propios obispos colombianos, quienes reafirmaron eso de la lucha permanente para estabilizar todo aquello que impida vivir como comunidades fraternas.

 “Colombia es muy diferente a esa época en la cual podía ser llamada la patria de los narcos”, indicaron.

 

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