Puso sus manos en sus mejillas, como si se tratara de su maestra. Rodolfo La Rosa Ariza, suboficial de la Policía Nacional del Perú (PNP), dejó de reprimir a los revoltosos para transmitir esperanza. En segundos la imagen se viralizó en redes sociales.
Y es que la crisis que se vive en la educación pública, ha dejado lecciones. “Madrecita estoy para protegerte, te llevaré a un lugar seguro”, susurro el técnico de primera a la profesora. “Recordé a una maestra que me enseñó a ser profesional”, respondió a la prensa local, el noble agente policial.
Desprotegida, ella solo pedía ser escuchada, en medio de una serie de movilizaciones en las calles, que por dos meses dejó paralizadas a las escuelas en el país. Las aulas lucían vacías, mientras que las principales avenidas del centro histórico de Lima, fueron tomadas por los docentes.
Un corazón de acero
Marcía Huarancca había perdido la fe. Decidió entonces perder la vida. “Si me van a despedir, que me maten de una vez”, dispuesta a todo, en medio de una crisis de nervios le increpó al también especialista en la unidad canina de la PNP, que dispare contra ella.
De inmediato el efectivo dejó de repeler la violencia de los huelguistas, para llenar el corazón de esta contrariada mujer de calma, esperanza y paz. Y así lo hizo, La Rosa Ariza, no dudo ni por un segundo en desnudar su corazón ante esta atormentada maestra, a quien le ofreció afecto y consuelo.
Marcía es docente de la provincia de Chanchamayo, al centro del Perú. Todos los días debe emprender una largar caminata para llegar a la Institución Educativa y cumplir con su deber de dictar clases. Huarancca viajó a Lima para junto a otros docentes exigir mejores condiciones de trabajo.
La difícil situación que vive la educación pública en el Perú es tensa, pero sin duda nos ha dado lecciones. En medio de estas protestas más de cinco millones de escolares perdieron clases que según las últimas disposiciones serán recuperadas a principios de 2018.
Hoy celebramos a...