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Narcos (T3): La lucha contra el mal continúa

NARCOS

Netflix

Josep Maria Sucarrats - publicado el 10/09/17

Regresa el esperado éxito de Netflix, esta vez centrándose en el Cártel de Cali y la doble moral

Y Escobar cayó. Pero no lo hizo la maldad del mundo.

Cuando parecía que la cosa había terminado, surge otra vez el mal; más grande, con más cabezas. Y otra vez, la cacería contra las sombras. ¿Se ha perdido la guerra contra el narcotráfico? ¿Es posible escapar de la depravación? Ahí va la esperadísima tercera temporada de Narcos, la famosa serie panamericana de Netflix.

El showrunner ha sabido salir bien de la pérdida de ese gran Pablo Escobar brindado por Wagner Moura. Lo ha hecho con las crónicas reales de la organización narcotraficante más rica del mundo, el Cártel de Cali. Para ello, y sabiendo que faltaba la gran figura de las dos anteriores temporadas, ha mantenido al agente Peña (Pedro Pascal) en una persecución en la que no estuvo jamás: la caza y captura de los cuatro hermanos que rigieron el mayor cártel de la historia.

De Medellín a Cali. Del la perversidad a la doblez. Hemos cambiado de década, y tras los años bárbaros de Pablo Escobar, las formas ya no son las mismas. Gilberto, Miguel, Pacho y Chepe, los hermanos Rodríguez Orejuela, prefieren delinquir con guante blanco: sobornos al gobierno, asesinatos sibilinos, pactos con el resto de capos, y muy poco ruido y publicidad. Los nuevos jefes de Colombia viven apartados del mundo. «Soy un hombre de paz», dijo Gilberto, jefe del cártel de Cali, cuando fue detenido en 1995.

Pero las apariencias engañan, y el mal suele disfrazarse. Los Caballeros de Cali son ese monstruo con el que la DEA se alistó para acabar con otro monstruo: Los enemigos de mis enemigos son mis amigos. ¿Es posible acabar con el mal aliándose con el mal? La actual temporada de Narcos pretende explorar este contexto moral.

Más descriptivo en sus primeros capítulos, y con sabor a reportaje de política internacional con sus consecuencias morales, Narcos explora en esta ocasión la idea de que el dinero es el motor de la droga y que acaba arrastrando a todos: a buenos y malos, a ateos y cristianos, a presidentes de Estados Unidos y policías, etc. La ambigüedad es la clave. No hay nada de ese cariño familiar de Pablo Escobar, ni de su rabiosa irracionalidad. Los Cali son una sociedad internacional.

El gobierno ha propuesto un pacto: moratoria de seis meses para legalizar su riqueza; al término, entregarán el negocio de la coca y los monstruos quedarán impunes. ¿De verdad se puede pactar con el mal? Los tiempos han cambiado y Washington no quiere otro baño de sangre. En este contexto ambiguo, solo el agente Peña pretende querer perseguir a los Cali. ¿Habrá justicia, paz, guerra? Hay que estar loco y tener suerte para tal afrenta. Para Peña la guerra no está perdida; hay que hacer triunfar el bien en este camino continuo y arduo.

Netflix nos preparó todo el agosto sobre esta cuestión con Ozark. La magnífica serie de Bateman se ocupaba del blanqueo y del afán de dinero como trampolín a la insatisfacción vital. Narcos nos hablará de ello, mostrando poco a poco las consecuencias de un mal que campa por las ciudades vestido glamurosamente y con impunidad. El ser humano no puede blanquear la vileza. Al contrario, veremos incluso como se extiende y difumina más cuando más aparentemente parece un bien. «Tan cerca del cielo, y tan lejos de Dios», dice uno de los personajes.

La tercera temporada no está exenta de tiroteos, de asesinatos terribles, abusos, perversión, inmoralidad supina, etc. Pero, como es también usual en la serie, hay una apuesta por la narración humana. Si en Pablo Escobar la humanidad no le llevaba a la rendición final, en esta entrega la cámara persigue a Jorge Salcedo, jefe real de seguridad del Cártel de Cali, que entregó a los capos tras pactar su protección. Salcedo se escandaliza del mal y de la violencia. Por ello, encarna a la perfección el dilema planteado. Entre familia y terror, apuesta todo por lo primero, a diferencia de lo que hizo Escobar o los Rodríguez Orejuela. El cisma entre buenos y malos, la presencia de la doble moral como mancha que inunda el orbe, tendrá en Peña y Salcedo la posibilidad de tender un puente hacia la justicia y la paz que añora el corazón humano. Todo el resto son intentos irónicos y violentos que acaban solo en la paz del cementerio.

Ficha Técnica

Año: 2015-
País: Estados Unidos
Director: Andrés Baiz, Gabriel Ripstein, Josef Wladyka, Fernando Coimbra
Guión: Chris Brancato, Carlo Bernard, Eric Newman
Música: Pedro Bromfman
Género: Serie-Drama criminal, biopic
Duración: 52 minutos
Reparto: Pedro Pascal, Damián Alcázar, Francisco Denis, Alberto Ammann, Michael Stahl-David, Matt Whelan, Kerry Bishe, Miguel Ángel Silvestre, Javier Cámara, Pepe Rapazote, Arturo Castro, Edward James Olmos, Arturo Castro, Taliana Vargas
Clasificación: No recomendada para menores de 17 años

Tags:
cine
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