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“Yo estuve con Juan Pablo II en su viaje a Colombia”

Juan Pablo II en Chiquinquirá 3 de julio de 1986 ©OP- Cortesía de P. Francisco Sastoque

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 06/09/17
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A propósito del 20º viaje apostólico del papa Francisco (6-10 de septiembre) y su encuentro con la Virgen de Chiquinquirá, Reina de Colombia, tras aquel histórico de JPII“En este tiempo que viene papa Francisco a Colombia, me hace pensar mucho en la visita que hizo hace 31 años Juan Pablo II, quien era un santo porque amaba a María y la imitaba”, dijo a Aleteia el padre Francisco Sastoque, O.P., el antiguo custodio de la reliquia más amada de Colombia.

El dominico fue quien facilitó, como entonces prior de la Orden de los Predicadores, la visita del papa Wojtyla a la Virgen del Rosario en la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá.

El encuentro lo define “excepcional” entre un futuro santo y la “Reina y Patrona” de Colombia.

El fraile recuerda: “Después que él celebró la eucaristía en el Templete, donde asistieron más de 800.000 personas, se dirigió en procesión hacía la Basílica, donde él hizo la consagración de Colombia a la Santísima Virgen María”.

“Una consagración que es sumamente importante por la actualidad y la situación del momento en Colombia”, dijo Sastoque,O.P.

En efecto, en esa ocasión, Juan Pablo II exhortó a la Virgen del Rosario, Reina de Colombia – “¡Madre nuestra¡”- a que “conceda el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios y rencores, la reconciliación de todos los hermanos”.

Es más, rogó a la Virgen para “que cese la violencia y la guerrilla. Que progrese y se consolide el diálogo y se inaugure una convivencia pacífica. Que se abran nuevos caminos de justicia y de prosperidad”. Una invocación a la “Reina de la Paz” y una muestra de la devoción mariana de un santo declarado por la Iglesia.

“¡Ahora y en la hora de nuestra muerte! – Te encomendamos a todas las víctimas de la injusticia y de la violencia, a todos los que han muerto en las catástrofes naturales”, rezó.

El padre Sastoque,O.P. ordenado hace 41 años, rememora: “Increíble lo que hiciera el papa Juan Pablo II en esta visita, cuando a las 12 del día, después de rezar el Rosario, hace esa consagración suya a la Reina y Patrona de Colombia”.

El predicador fue testigo con apenas 36 años de un momento memorable para la vida del país y que le hace brotar lágrimas de alegría.

“Don del Señor” – explicó – cuando esperó en la puerta de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá al papa Juan Pablo II en calidad de rector del Santuario.

“El abad tenía mucho poder, en ese entonces hasta político, e incluso más que el obispo y yo, en cambio, era un niño”, confesó a los 67 años.

Tiempo atrás, los dominicos tienen un encuentro en Castelgandolfo con el Papa Juan Pablo II, y el fraile aún en formación saluda al papa como todos y lo invita al aniversario de los 400 años de reliquia.

Todo queda ahí, cuando los años pasan y el joven fraile es nombrado en un cargo de prestigio; rector del Santuario mariano en el departamento de Boyacá.

Así nos cuenta detalles del encuentro con Juan Pablo II. “En el camino hasta el altar reinaba un silencio a pesar de la multitud presente […] No se imagina la emoción de la gente porque todos se preguntaban: ¿Cómo será el encuentro del Papa con la beata Virgen María?”, dice.

“Esa emoción no la he vuelto a sentir nunca”, confirmó mientras se le quiebra la voz. Describió el momento en el cuál el Papa se postra delante del lienzo de la Virgen y el rosario que le regaló realizado en perlas.

De hecho, el rosario que traerá papa Francisco a Colombia como dono a la Virgen será puesto lateral, del otro lado del lienzo, en la parte donde está retratado san Antonio, junto con el regalado ya hecho por el santo Juan Pablo II.

La plaza estaba colmada de gente, así como la Basílica. Luego de la consagración de Colombia a la Virgen, la alegría invadió cada centímetro del lugar, contó el testigo.

Juan Pablo II tuvo largos momentos de silencio delante del lienzo. “No me comentó nada”, lo suyo era contemplación.

Sucesivamente, “estábamos los dos solos, sin cardenales o hombres del séquito o de la seguridad y caminando desde el sitio del comedor hasta donde iba a reposar un rato”.

“Era un santo…yo le di la mano izquierda y nos fuimos caminando, tan pronto yo lo vi, dije: lo van a ser santo”, sostuvo.

“Yo supe en ese momento que estaba caminando con un santo. Todo su porte, su sencillez me lo indicaban”, reiteró. Una actitud de “hermano a hermano”, lejos de la solemnidad del Vaticano.

Luego el fraile dispuso que se recogieran todas las cosas que estuvieron en contacto con Wojtyla y ahora están conservadas para realizar un próximo museo en su honor sobre la histórica visita en la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá.

Dos años antes de su visita a Colombia el 3 de julio de 1986, Juan Pablo II sintió en su corazón la necesidad de consagrar a todo el mundo con una oración al Inmaculado Corazón de María en 1984 desde Roma.

 

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FOTO: “Concédenos el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios y rencores, la reconciliación de todos los hermanos”, rezaba el papa Wojtyla, el jueves 3 de Julio de 1986 en la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá.

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