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Venecia guarda el primer Corán impreso de la Historia

QURAN
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Dolors Massot - publicado el 31/08/17
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Su editor, Alessandro Paganini, quiso venderlo al sultán de Constantinopla pero este, al ver que el libro estaba impreso por un infiel, hizo destruir su barco y los ejemplares que viajaban en él

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En julio de 1987, Angela Nuovo era doctoranda en Bibliografía y Biblioteconomía. Trabajaba como Bibliotecaria de la Braidense de Milán y hacía investigación sobre un editor del siglo XV, Alessandro Paganini, hijo de Paganino, impresor, originario de Toscolano Maderno.

En 1987 no existía internet y para consultar algo de una biblioteca había que acudir físicamente a ella. De ahí que Nuovo viajara acompañada de su profesor Giorgio Montecchi, que entonces ejercía en Venecia, en barco hasta el cementerio situado en la Isla de San Miguel, en la laguna veneciana. La biblioteca franciscana de aquella isla no era considerada de gran valor, pero contenía material que para ella podía ser de interés.

“Era una biblioteca desconocida  por los estudiosos. Por otro lado, estábamos convencidos de que no había nada relevante porque gran parte del material se había trasladado a la Marciana”, explicó Montecchi a Gli Stati Generali. Sin embargo, el Ministerio de Bienes Culturales había realizado un catálogo en el que constaba que en el convento del cementerio de Venecia se conservaba una de las dos copias de unos ejercicios espirituales de Antoni da Atri, publicado por Paganini en 1514.

El bibliotecario era Vittorino Meneghin, un franciscano a quien no le gustaba recibir visitantes. El motivo era que no todo el material de la biblioteca estaba absolutamente catalogado y podía estar sujeto a robos sin que nadie se percatara del hecho (como ocurre en tantas bibliotecas del mundo, que no llegan a disponer de suficientes medios para la catalogación).

Fra Vittorino, sin embargo, accedió a la visita de los dos investigadores porque la directora de la Biblioteca de la Universidad de Venecia se confesaba con él e intercedió en favor de los estudiosos.

“Es él”, exclamó el investigador

En su visita, a Angela Nuovo le llamó la atención un libro catalogado como “Corán árabe sin año” y pidió verlo. Ella no podía entrar en la biblioteca porque esta se encontraba en la zona de clausura del convento, de manera que fueron el franciscano y el profesor quienes entraron y buscaron el volumen. Al tratarse de un historiador del libro, Montecchi enseguida se percató de que aquel Corán se trataba de un ejemplar del siglo XV. No pudo ser más expresivo: “Es él”. El Corán perdido, estampado en Venecia en 1538 por Paganino y Alessandro Paganini. 

Se sabe que este ejemplar había sido propiedad de Teseo degli Albonesi, un arabista de Pavía que vivió a caballo entre los siglos XV y XVI. “Conocía otras obras de su biblioteca y la grafía era idéntica”, explicó Montecchi. Aquella letra al mismo tiempo, ayudó a la datación puesto que Ambrogio falleció en 1540. Además, Paganini había dejado de imprimir en 1538, precisamente a causa de aquel Corán, porque no resultó ser el negocio que Paganini había imaginado. De hecho, el volumen pasó a manos del padre Mancasula de Asula, inquisidor general de Como.

La ira del sultán

Una fuente alemana dice que Paganini viajó a Constantinopla para mostrar el Corán al sultán y que aquella osadía casi le costó la cabeza. Los motivos: que era un ejemplar estampado y no manuscrito; que había sido imprimido por un infiel y, por si esto fuera poco, estaba lleno de erratas. El sultán decidió entonces hundir la nave de Paganini y con ella desaparecieron todas las copias del Corán que el editor había preparado.

Contrariamente a lo que se podría imaginar, el descubrimiento de Angela Nuovo no recibe ningún eco en los medios de comunicación. Solo se habla de él en un suelto de “Famiglia Cristiana” y en un artículo del arabista Sergio Noja publicado dos años más tarde en “Il Giornale”. Angela Nuovo señala que el machismo en la Universidad ha sido el culpable de este silencio.

30 años más tarde, esta edición del Corán sigue siendo una desconocida que hoy se custodia en el Convento de San Francesco della Vigna, en Venecia. Angela Nuovo es hoy es profesora ordinaria de Historia del Libro en Udina. Giorgio Montecchi, por su parte, es docente de Historia de los Archivos y de las Bibliotecas en la Estatal de Milán. La trayectoria profesional de ambos, sin embargo, cuenta con un dato que algunos no han dudado en comparar con el descubrimiento de la tumba de Tutankhamon por parte de Howard Carter.

 

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