La “muerte” de Tay-Tay toca antiguas notas en “Look what you made me do”
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Desde que era una cantante country de rostro fresco que vestía ropas veraniegas y rasgueaba una guitarra, he estado prestando mucha atención a la carrera de Taylor Swift. Las Hijas de San Pablo a menudo oramos por las personas influyentes de los medios de comunicación, por lo que la añadí a mi lista de oraciones hace mucho tiempo.
Pero esa no es la única razón: también soy fan suya; no porque ella sea la mejor vocalista o intérprete, sino porque aprovecha el poder de la narración.
Aunque es bastante reservada con la prensa, Swift escribe letras reveladoras como un poeta confesional. En prácticamente cada una de sus canciones, revela desgarradores detalles de su vida. Con los labios apretados canta sobre sus romances, escándalos y relaciones rotas.
Swift espera, a veces meses o años, para decirles a sus fans en sus álbumes lo que realmente ha estado pensando. Y tal vez por eso la gente la quiere tanto. Swift vierte su corazón en sus fans. Y no le importa si todo el mundo la escucha.
Y esto bien puede ser el secreto del éxito de Swift. Ella sabe cómo desarrollar una relación casi familiar con la gente a la que le gusta su música. Regularmente hace visitas sorpresa a sus aficionados, con regalos y permaneciendo en las salas de estar de la gente como si fuera parte de su familia extensa.
Así que, como era de esperar, la única cosa de la que Swift está dispuesta a hablar abiertamente, fuera de su música, es su amor efusivo por sus fans. Al recibir un premio a Mejor Artista del Año, una vez dijo de ellos: “La de ustedes es la relación más larga y mejor que he tenido”.
Tal vez Swift hábilmente crea un ambiente familiar con sus fans porque proviene de una familia muy unida. Ella ha publicado fotos de cálidas reuniones familiares, compartió noticias de la incursión de su hermano en la interpretación y el diagnóstico devastador del cáncer de su madre.
Esa es otra razón por la que me gusta Taylor Swift: en un mundo lleno de familias rotas, disfuncionales, Tay-Tay parece provenir de un fondo bastante sólido. Y esto solía mostrarse en la manera sana, casi inocente, con la que se ha presentado a través de los años, incluso después de su zambullida en el mundo de la música pop.
Swift ha cambiado su imagen más veces que un camaleón, pero a pesar de las vueltas y vueltas, sigo arraigada a ella, con la esperanza de que sea una de las pocas que sobrevivan relativamente indemnes a las gradas de fama.
Pero algo ha estado cambiando, y su nuevo álbum parece ser la ruptura más definitiva con su pasado que ha hecho.
El nuevo álbum de Taylor, Reputation, no saldrá a la venta hasta el 10 de noviembre, pero ya lanzó un sencillo, “Look what you made me do” (“Mira lo que me hiciste hacer”), y el video de este álbum salió a la luz el pasado fin de semana.
Antes de que el single cayera, ante la conmoción de todos sus fans, Swift borró todo su contenido en Twitter e Instagram. Fue un movimiento de marketing magistral, pero también, tal vez, significó ser un símbolo inquietante de auto-borrado.
Poco después de esto, Swift publicó unos videos de una serpiente verde retorciéndose en el suelo. Todo el mundo que sigue el drama de Taylor sabe que hay historia de fondo en la imagen de la serpiente.
Pero aparte de ese drama, sé que no soy la única que conectó la imagen con el relato de la caída en Génesis. Y probablemente tampoco se le escapó a Swift, que se rumorea que fue criada como católica.
Para cualquiera que siga la carrera de Swift, no es difícil imaginar por qué tituló su álbum Reputation. Su reputación, por varias razones en las que no voy a entrar, ha experimentado algunos golpes en el último año.
No puedo imaginar lo que es ser tan famoso como lo es Taylor Swift desde que era adolescente. Pero puedo imaginar que, para alguien en su posición, un golpe a la propia reputación se sentiría como una muerte. Sus fans se han convertido en parte de su propia identidad. Incluso se llaman “Swifties”. La idea de perderlos, junto con su reputación, debe ser realmente molesta.
Pero no estaba claro hasta qué punto estaba afectada hasta que se lanzó su nuevo single. Todas las cuentas de medios sociales de Swift ahora llevan una línea muy reveladora de su nueva canción: “Lo siento, pero la vieja Taylor no puede ponerse al teléfono ahora”.
¿Y el final oscuro de esa línea?
“¿Por qué? Oh … porque está muerta”.
La vieja Taylor está muerta y la nueva Taylor, según las letras de su nuevo single, es “más difícil” y “más inteligente”.
El video para el single comienza con un primer plano de una lápida, y sus palabras son reveladoras. Tallado en la lápida se lee “Reputación de Taylor Swift”, lo que sugiere que es su reputación la que ha muerto. Pero la letra de la canción dice que ella ha muerto. En otras palabras, la fama y la identidad propia de la cantante son una y la misma.
Pero el himno del nuevo single de Swift es que, a pesar de la muerte, ella regresa, no se dejará abatir. Y mientras ve las garras cadavéricas de Taylor a su salida de la tumba en el video, uno comienza a preguntarse qué es exactamente lo que está dando a la cantante nueva vida.
El estúpido coro “Mira lo que me hiciste hacer” se repite una y otra vez a lo largo de la canción, casi como de película de miedo. Lo único de la canción y el video que da una esperanza de que Swift pueda haber conservado por lo menos su sentido del humor es la frase machacona de la versión del grupo Right Saaid Fred de los 90 I’m too sexy.
Pero en el núcleo de la canción, Swift parece estar sugiriendo que su muerte y su nueva identidad no son algo que ella ha elegido.
Y tal vez este sea el aspecto más perturbador de la canción. Swift está jugando al juego de la culpa. Su muerte, su nueva dureza es culpa de los demás, no de ella misma.
“Mira lo que me hiciste hacer” podría ser el lema de Eva después de los acontecimientos en el Jardín del Edén. La mentira del pecado original nos hace creer que nuestros pecados o nuestra “dureza” son siempre culpa de otros.
El pecado nos hace desplazar la culpa. No es nuestra culpa que nos estemos portando mal, nos venguemos y nos volvamos duros de corazón. No, el pecado siempre quiere echar la culpa a todos menos a nosotros mismos.
Desde la superficie, el nuevo single de Taylor Swift parece una vieja canción.
Esperemos que no lo tome tan en serio como parece.