Cada año, las medusas invaden las playas y perturban a los bañistas de vacaciones. Estas criaturas, aunque fascinantes, tienen una picadura venenosa de la que hay que saber protegerse…
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Probablemente el ser humano tiene gran parte de la culpa de la proliferación de las medusas en los océanos. A menudo se plantean dos causas plausibles: la sobrepesca, que habría librado a las medusas de sus principales depredadores (atunes y tortugas), y el cambio climático. Ahora es necesario combinar el baño con la vigilancia para no tener un encuentro desafortunado…
Cómo evitar las medusas
En primer lugar, lo importante es conocer bien la zona de baño y saber si la playa está invadida por medusas. Una vez en el lugar, en las zonas vigiladas, la presencia de medusas puede estar indicada por carteles (quizás electrónicos) o por los socorristas. Por otro lado, existen aplicaciones para smartphone, tanto Android como iPhone, que permiten consultar y compartir la posición de las medusas. En Internet, también puedes encontrar mapas interactivos de instituciones oficiales que precisan la presencia o ausencia de medusas.
Los bancos enteros de medusas se observan desde varios kilómetros y algunos se acercan, aunque no es frecuente, a las aguas cálidas y poco profundas de las orillas. Según la intensidad de la proliferación, ciertas zonas se equipan con barreras flotantes con redes para crear espacios de baño protegidos contra las medusas, mientras que en otros casos se prohíbe directamente el acceso a la playa por riesgo elevado.
Si durante un paseo descubres medusas varadas en la arena, cuida de no acercarte. Incluso si la medusa lleva muerta varias horas, su veneno puede seguir activo todavía. Tampoco debes dejar que tus acompañantes, sobre todo si son niños, toquen objetos en la proximidad de la medusa, como trozos de madera, que han podido haber estado en contacto con el animal.
Qué hacer cuando hay picadura
Cada año, por ejemplo, se registran 150.000 picaduras de medusas en el Mediterráneo, para las que se observan lesiones más o menos graves. En el Pacífico y el Atlántico, las cifras aumentan considerablemente. Hay que decir que ya solo en México están referenciados 172 tipos de medusa.
Los filamentos urticantes de la medusa entran en contacto con la piel por mediación de sus tentáculos. Se experimenta una sensación de descarga eléctrica, un ardor intenso y luego picazón. Aunque la picadura puede ser muy dolorosa, por suerte es benigna en la mayoría de los casos (si no hay alergia).
Cuando te pica una medusa, esta deposita sobre tu piel unas células urticantes de las que tendrás que deshacerte. Comienza por salir con calma del agua y enjuagar la herida con agua de mar (nada de agua dulce ni otros productos no específicos, que reaccionarían con quemazón).
Si hay partículas de tentáculo sobre la piel, retíralas con unas pinzas de depilar. Nunca toques directamente la zona herida, ya que te arriesgas a propagar la picadura a las manos. Cubre la herida con arena y deja que se seque para atrapar los últimos fragmentos.
Retira delicadamente la arena con ayuda de un objeto que sirva de “rascador” (un cartón, una carta, una hoja, etc.), sin frotar. Enjuaga de nuevo con agua de mar. El paracetamol o un antiséptico podrían aliviar el dolor y prevenir la infección.
Si hay socorristas presentes en el lugar de baño, no dudes en recurrir a ellos, lo más probable es que estén equipados para casos así y sabrán orientarte. El dolor desaparece generalmente al cabo de 24 horas y las lesiones cutáneas pueden persistir varios días.
Si aparecen otros síntomas, como violentos dolores de cabeza, vómitos, hinchazón o malestar, es imperativo que consultes a un médico para tratar el asunto.
*Artículo publicado originariamente en Aleteia Francés y adaptado para la edición de Aleteia en español.