Como obra de paz, el doctor Alejandro Roisentul atiende en Israel a las víctimas de la guerra de Siria
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Hay hombres que consideran que la mejor manera de construir el futuro es derramando la sangre del enemigo; otros, como el doctor Alejandro Roisentul, están convencidos de que edificar un mundo mejor es tocar la sangre enemiga para curar sus heridas.
Este médico cirujano, nacido en Argentina, lleva ya 28 años en Tierra Santa, donde trabaja en el hospital de Safed, en el noreste israelí.
Allí atiende a víctimas de la guerra civil de Siria, uno de los países históricamente enemigos del Estado judío.
En una entrevista a Infobae.com, el doctor Roisentul confiesa: “Mi esperanza es que algún día estos chicos y adolescentes que atendemos sean líderes en sus países y puedan transmitir a su gente que han sido atendidos en Israel. Nuestros pacientes miran por la ventaja y ven su país atravesado por la guerra y muchos no pueden creer el trato que reciben de parte nuestra”.
Roisentul declara que desde 2013 ya han sido atendidos más de 4.000 sirios en hospitales israelíes.
“La decisión del Gobierno y del ejército es no dejar que la gente se muera en la frontera. Llegan luego de largas caminatas o de viaje en mulas y el gobierno israelí les otorga una autorización especial porque la frontera entre ambos países es hermética”.
Alejandro se emociona al describir la relación que se acaba creando entre médicos israelíes y pacientes sirios: “La mayoría requiere largos tratamientos para recuperarse, recibir la terapia o la cirugía reparadora, por lo que viven mucho tiempo en el hospital. Al final nos terminamos dando la mano o directamente abrazados. Vienen con temor porque nos ven como sus enemigos, pero después todo cambia. No es fácil, porque vienen de un país donde es habitual quemar banderas israelíes”.
Y al preguntarle por qué hace este trabajo, el doctor responde: “Creo que fue la mano de Dios la que me puso en este hospital de frontera, donde trabajo desde hace 18 años, para poder transmitir esta experiencia”.
En el consultorio, el doctor ha colgado un pequeño letrero que resume su misión y visión: “Mis manos han tocado la sangre del enemigo. No por desgarrar su piel sino para curar sus heridas”.
*Imagen tomada de la vídeo-entrevista del doctor Alejandro Roisentul a Infobae.com.