El Papa asegura que la liturgia es vida y no una idea abstracta, constituye una “escuela de oración” en Cristo donde nadie está excluido: ricos, pobres, enfermos, sanos, justos y pecadores
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El papa Francisco sostuvo que después de 50 años del Concilio Vaticano II, la “reforma litúrgica es irreversible” y al mismo tiempo invitó a trabajar para “evitar disgregaciones”. Lo dijo a los participantes en la 68° Semana Litúrgica Nacional, organizada por el Centro de Acción Litúrgica (CAL) de Italia, a quienes recibió en audiencia este jueves 24 de agosto 2017, en el Aula Pablo VI.
Igualmente rememoró el papel gradual e histórico en este devenir del ritual y el papel de pontífices como Pío X y Pío XII y las disposiciones del beato Pablo VI para que los fieles en la liturgia no sean “ajenos” y “mudos espectadores”.
El Sucesor de Pedro, respecto a las reformas de la liturgia, que designa el conjunto de la oración pública y oficial de la Iglesia, citó a Pablo VI para indicar que la Iglesia sostiene una “escuela de la oración” y una “escuela de vida cristiana”.
Reforma litúrgica
“Y hoy todavía hay mucho que hacer en esta dirección, en particular redescubriendo los motivos de las decisiones realizadas con la reforma litúrgica, superando lecturas infundadas y superficiales, recepciones parciales y prácticas que la desfiguran”, manifestó el Papa.
“No se trata -continuó el Pontífice- tanto de repensar la reforma revisando las opciones cuanto de conocer mejor las razones subyacentes, incluso por medio de los documentos históricos, como también interiorizar los principios inspiradores y de observar la disciplina que la rige”.
Iglesia viva
“La liturgia es viva en razón de la presencia viva de Aquel que muriendo ha destruido la muerte y resucitando nos ha devuelto la vida. Sin la presencia real del misterio de Cristo no existe ninguna vitalidad litúrgica”, aseguró.
“Lo que define la liturgia es de hecho la actuación, en los santos signos, del sacerdocio de Jesucristo, es decir, la entrega de su vida hasta extender sus brazos en la cruz, sacerdocio hecho presente en modo constante a través de los ritos y las oraciones, máximamente en su Cuerpo y Sangre, pero también en la persona del sacerdote, en la proclamación de la Palabra de Dios, en la asamblea congregada en oración en su nombre”, agregó.
El pueblo
El Papa afirmó que la “liturgia es vida para todo el pueblo de la Iglesia. Por su propia naturaleza, la liturgia es de hecho ‘popular’ y no clerical, siendo -como dice la etimología- una acción para el pueblo, pero también por el pueblo”.
Recuerda que la acción “de Dios mismo” se cumple en su pueblo, que, a su vez, “escucha” a Dios invocándolo y celebrándolo. Una fuente, Dios, inagotable de “vida” y de “misericordia” que fluye a través de “santos signos”.
La Iglesia en oración- insistió el Papa – acoge a todos aquellos que tienen el corazón en escucha del Evangelio, sin descartar a nadie: “pequeños y grandes están convocados”, así también “ricos y pobres, jóvenes y viejos, sanos y enfermos, justos y pecadores”.
La asamblea litúrgica supera, en Cristo, “cada barrera de edad, raza, idioma y nación”, señaló. Además considerando que la liturgia tiene su cumbre y fuente en la Eucaristía.
Inclusiva, no exclusiva
La índole popular de la “liturgia” nos “recuerda que es inclusiva y no exclusiva, abogando por la comunión con todos, pero nunca homóloga, ya que llama a cada uno, con su vocación y originalidad, a contribuir a la edificación del cuerpo de Cristo”, enseñó.
Pensar y comportarse
El Sucesor de Pedro exhortó a ver la liturgia que es vida y no una idea para entender. Una experiencia transformadora del “modo de pensar y de comportarse”. Y no para alimentar las propias ideas que se tienen sobre Dios.
El culto litúrgico “no es primordialmente una doctrina para comprender, o un rito que se debe cumplir; Es, por supuesto, esto también, pero de otra manera, es esencialmente diferente: es una fuente de vida y luz para nuestro camino de fe”.
Dios que nos ama
“Hay una gran diferencia entre decir que Dios existe y sentir que Dios nos ama, tal como somos, ahora y aquí. En la oración litúrgica experimentamos el sentido de la comunión no por un pensamiento abstracto, sino por un acto que tiene como agentes Dios y nosotros, Cristo y la Iglesia”.
“La Iglesia está verdaderamente viva si, al formar un solo ser vivo con Cristo, es portadora de vida, es maternal, es misionera, sale al encuentro del prójimo, urge servir sin perseguir poderes mundanos que lo hagan estéril”, sostuvo.
Rito Romano
Por último, insistió en que “no podemos olvidar que la riqueza de la Iglesia en oración como “católica” va más allá del Rito Romano, que, siendo el más difuso, no es el único. La armonía de las tradiciones rituales, desde Oriente y Occidente, por el aliento del mismo Espíritu, da voz a la única Iglesia de Cristo por Cristo, Cristo y Cristo, por la gloria del Padre y por la salvación del mundo”, concluyó.