En la audiencia general el Pontífice reflexiona sobre la novedad de la esperanza cristiana y anima a no dejarse confundir por las malas noticias, la crónica y los problemas de la vida…“¿Soy una persona de “primavera, que espera el sol, Jesús, o de otoño siempre cabizbajo, amargado, con la cara de chili con vinagre?”, inquirió el Papa entre las risas de los presentes en la audiencia general de este miércoles en la mañana, 23 de agosto de 2017, en la Sala Pablo VI en el Vaticano.
El Pontífice habló de “aquellos que delante a tantas calamidades dicen: ‘la vida no tiene sentido’” y afirmó que “nosotros los cristianos no creemos esto. [….] Somos gente más de primavera que de otoño”, aseguró, llamando a la felicidad que viene de Dios.
Cabizbajo-anticristiano
El Papa recalcó que “la esperanza cristiana tiene base en la fe en Dios que siempre crea novedad en la vida del hombre, en la historia y en el cosmos. Novedad y sorpresas”.
“Nuestro Dios es el Dios que crea novedad, porque es el Dios de las sorpresas. No es cristiano caminar cabizbajo, sin alzar la mirada al horizonte, como hacen los cerdos que siempre van así (mirando por el suelo).
Francisco instó a dejar esa actitud no cristiana “como si toda nuestra vida no tuviera alguna meta y ningún puerto, y nosotros estuviéramos obligados a un eterno ir vagando, sin alguna razón para tanto esfuerzo. ¡Esto no es cristiano!”.
En este sentido, la novedad de la esperanza cristiana ha sido el tema de la catequesis de hoy y el texto de la Biblia para la reflexión: “Ahora todo lo hago nuevo” (Ap, 21-5).
Malas noticias
El Papa instó a no dejarse confundir por las malas noticias. Por citar dos ejemplos, rememoró las últimas noticias de Barcelona con los atentados terroristas y la persecución de cristianos en el Congo. “He saludado a algunas personas de Barcelona, de Congo. ¡Cuántas noticias tristes que vienen de allá!”.
“Traten de pensar en las caras de los niños temerosos de la guerra, el llanto de las madres en duelo, los sueños rotos de tantos jóvenes, los refugiados que se enfrentan a viajes terribles, explotados…”. “La vida por desgracia es también esto. A veces se diría que esto es sobre todo”, constató.
“Pero hay un Padre llorando con lágrimas de infinita piedad hacia sus hijos”, aseguró. “Un Padre que nos espera para consolarnos, porque conoce nuestros sufrimientos y nos ha preparado un futuro diferente”.
El Papa insistió en que esta “es la gran visión de la esperanza cristiana” que se expande en todos los días de nuestra existencia.
“Dios no quiso nuestras vidas por error, forzándose a sí mismo y a nosotros a duras noches de angustia. Nos ha creado porque nos quiere felices […]¡Dios trabaja para rescatarnos!”, aseguró.
“Creemos y sabemos que la muerte y el odio no son las últimas palabras pronunciadas sobre la parábola de la existencia humana. Ser cristiano implica una nueva perspectiva: una mirada llena de esperanza”.
¿Primavera u otoño?
El Papa dirigió de nuevo una pregunta: “¿Yo soy una persona de primavera o de otoño?”.
“El cristiano sabe que el Reino de Dios, su señorío amoroso está creciendo como un gran campo de grano, aunque hay las malas hierbas (cizaña) en el medio”.
“Siempre hay problemas, los chismes (habladurías), las guerras, las enfermedades,… existen problemas, pero el maíz (el grano) crece”, confirmó.
Al final “el mal será eliminado. El futuro no nos pertenece, pero sabemos que Jesucristo es la mayor gracia de la vida: es el abrazo de Dios que nos espera al final, pero que ya ahora nos acompaña y nos consuela en el camino”.
“Él nos conduce a la gran “morada” de Dios con los hombres (Ap 21: 3), con muchos otros hermanos y hermanas, y traerá a Dios el recuerdo de los días vividos allí abajo.
Y será agradable descubrir en ese momento que nada se ha perdido, ni una lágrima, ni una sonrisa. ¡Nada! Mientras nuestra vida ha sido larga, parecerá haberse vivido en el tiempo de un respiro”.
Creadores del bien
“La creación no se detuvo en el sexto día del Génesis”: el Papa aseguró que la “creación de Dios continúa incansable, porque Dios siempre ha estado preocupado por nosotros”.
El Obispo de Roma indicó que esta preocupación no terminará “hasta el día en que se haga todo, en la mañana cuando las lágrimas se extingan, en el mismo instante en que Dios pronunciará su última palabra de bendición: “Ahora hago nuevo todo”.
Indicó que Dios es el Padre de la novedad y de las sorpresas. “Y ese día seremos muy felices, ¿y lloraremos? Sí, lloraremos de alegría”, dijo con voz sonora.
El coro de la Universidad de Salamanca acompañó con sus voces la audiencia: “¡Yo pensé que en Salamanca solo se estudiaba sobre los libros, pero cantan bien!”, bromeó.
Virgen María
Después de resumir su catequesis en varios idiomas, el Sucesor de Pedro dirigió expresiones particulares de saludo a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina.
“Por intercesión de santa Rosa de Lima, cuya fiesta celebramos hoy, pidamos a la Virgen María que aun en medio de las dificultades y oscuridades de la vida mantengamos encendida la luz de la esperanza, la certeza de que Dios es nuestro Padre y nunca nos abandona”.
La Audiencia General concluyó con el canto del Padrenuestro y la bendición apostólica.