Advertencia a una congregación religiosa cuyos hospitales el consejo de administración de estos hospitales han autorizado la eutanasia en sus centros psiquiátricos incluso a pacientes en fase no terminal
Tras el fallecimiento del pequeño Charlie Gard en Gran Bretaña y el debate de un proyecto de ley en Italia, la Santa Sede se enfrenta a una nueva problemática relativa a la eutanasia, en Bélgica esta vez. Afecta a la congregación de Hermanos de la Caridad de Gante, cuyos hospitales podrían perder su identidad católica.
El hermano Stockman
En una entrevista en el diario católico Avvenire del 14 de agosto de 2017, el hermano René Stockman, Superior General de los Hermanos de la Caridad, dio explicaciones sobre su firmeza, con el apoyo del Vaticano, con respecto a los hospitales provenientes de la congregación que practicarían eutanasias.
Así pues, el hermano Stockman escribió a tres de sus compañeros pertenecientes al consejo de administración de estos hospitales. En dicha carta, el religioso recuerda los cuatro puntos sobre los que no puede haber “concesiones”, en consonancia, según precisa para Avvenire, con el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin.
Entre esos puntos figura especialmente el respeto “absoluto” por la vida y el rechazo a la eutanasia como una “solución” a enfermedades sin esperanza de curación. Unos principios que deben aplicarse en los hospitales que “se dicen ligados” a la congregación de los Hermanos de la Caridad, bajo pena de perder su denominación católica.
El Vaticano ha llegado incluso a amenazar con sanciones canónicas, “hasta la excomunión”, según Avvenire, para los Hermanos que se negaran a seguir el Magisterio. El pasado marzo, el consejo de administración de estos hospitales autorizó la eutanasia en sus centros psiquiátricos, entre los que se incluían pacientes en fase no terminal.
En Gran Bretaña y en Italia
La severidad del Vaticano en este problema de eutanasia se produce pocos días después de otro caso, el del pequeño Charlie Gard. Entonces la Santa Sede ejerció toda su influencia para evitar la muerte del niño (el 28 de julio), que padecía una enfermedad genética, e incluso propuso recibirlo en el hospital pontificio de Bambino Gesù.
Sin embargo, el Vaticano chocó con la legislación británica, que autorizaba al hospital londinense a privar al bebé de 11 meses de su asistencia respiratoria, en contra de la voluntad de sus padres.
En Italia, el episcopado italiano con el apoyo del Vaticano tampoco pudo impedir en primavera la adopción por la Cámara de diputados de un texto de ley sobre el fin de la vida que abría la puerta a la eutanasia, según considera la Iglesia, por medio de instrucciones anticipadas del paciente que se impondrían a los médicos, sin objeción de conciencia posible. El texto todavía debe ser adoptado por el Senado.
Minorías religiosas
Por el contrario, en lo relativo a Bélgica, se trata de una cuestión de administración de obras católicas que podrían obstaculizar la voluntad expresa de la Santa Sede. Y es que, aunque la decisión pontificia concerniente a los hospitales belgas debe ser aplicada en el periodo de un mes, solo afectaría al personal religioso.
Los hermanos que representan a la Congregación en el seno del consejo de administración de los hospitales son solamente 3 de 14 administradores. Los no religiosos, mayoritarios, disponen pues en el plano jurídico de un derecho a voto desprovisto de toda restricción más allá del plano moral.
Entre estos últimos se encuentra Herman Van Rompuy, antiguo presidente del Consejo Europeo, que el pasado 13 de agosto reaccionó en Twitter a la intervención de Roma: “El tiempo de ‘Roma locuta causa finita’ [Roma ha hablado, el caso está cerrado] acabó hace mucho tiempo”.
El consejo de administración de los hospitales se reunirá de nuevo el próximo 11 de septiembre. Entonces se examinará la respuesta dada a las reclamaciones del superior de la Congregación y del Vaticano.
En Roma, Aymeric Pourbaix, I.MEDIA
© 2017 I.MEDIA