Testimonio de una misionera sobre la inestable situación del país60 parroquias profanadas y cerradas, 31 centros de salud católicos saqueados, 141 escuelas católicas destrozadas y cerradas, 3.698 casas privadas destruidas, 20 poblados completamente derribados.
Una “balcanización” de la República Democrática del Congo. Así es como los mismos obispos del país definen el caos en esta zona.
Los obispos denuncian “el secuestro y asesinato de niños, el rapto de personas y los robos a mano armada que son corrientes, los ataques a parroquias y a otras estructuras de la Iglesia Católica”.
Para comprender mejor la situación in situ, hemos contactado con la misionera carmelita de la cridad Vedruna Maria-Núria Solà (Barcelona, 1943), cuyo sueño de pequeña era “ir a las misiones”. Actualmente se encuentra en Kinshasa.
¿Por qué estos ataques a los católicos?, le preguntamos: “El problema no es que haya una represión contra las cristianos como puede pasar en otros países islámicos”, comenta a Aleteia.
*La Iglesia denuncia la situación corrupta*
En el Congo, la mayoría son cristianos. Es más un ataque contra la Iglesia Católica porque “ha hablado, escrito y actuado contra las injusticias, las violencias y la dictadura camuflada de democracia”, añade.
En el impasse político que vive el país debido a que según la Constitución el Presidente no se puede volver a presentar, y está alargando las elecciones.
La Conferencia Episcopal se ofreció para llegar a un acuerdo entre la oposición y la presidencia, acuerdos que fueron firmados el 31 de diciembre de 2016 (Acuerdo de San Silvestre). “Pero no se ha solucionado nada y de vez en cuando hay disturbios por parte de la oposición”, lamenta la religiosa.
Un problema es que algunos dan la culpa a la Iglesia Católica: “Hay Iglesias y sectas cristianes favorecidas por el gobierno que debilitan la denuncia de la Iglesia católica, y esto explica un poco los ataques que ha habido en distintas partes del país”.
Vivimos en una “tranquilidad inquietante, nunca sabes qué puede suceder mañana”, confiesa.
Los ataques son de grupos incontrolados que actúan y provocan inseguridad en toda la población.
Para la misionera, “la Iglesia católica ha actuado con valentía y continua denunciando las injusticias y no puede dejar de hacerlo para ser fiel al Evangelio, y para el bien común de la población. Las comunidades vivimos en la inseguridad, como cualquier otro ciudadano que se oponga y luche por la libertad y la justicia”.
La CENCO, la Conferencia Episcopal Nacional del Congo, emitió el 23 de junio un comunicado en el que recordaba también la “inquietud” y la “preocupación” por el “deterioro continuo de la situación política”.
Decían los obispos que “la situación miserable que vivimos hoy, es una consecuencia de la persistente crisis socio-política debida principalmente a la no organización de elecciones conformemente a la Constitución de nuestro país”.
Los obispos afirman que “una minoría de conciudadanos ha decidido secuestrar la vida de millones de congoleses”, y esto es “inaceptable”.
La pobreza en la República Democrática del Congo es debida al azote de las guerras continuas, a la explotación de las riqueza natural por parte de grandes corporaciones y a una corrupción muy extendida. En esta zona los niños son explotados para ser soldados, y las niñas explotadas sexualmente.
Los obispos consideran que “el país va muy mal” pero piden con insistencia “no ceder ni al miedo ni al fatalismo”.