Nadie, nadie puede quitarnos de estar juntos
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Estoy solo
contigo,
quieto y mirándote.
Afuera corren autos, trenes, camiones,
los hombres que discuten y se apuran.
Yo estoy solo contigo,
quieto y mirándote.
Mientras,
afuera el mundo habla,
tose, jadea
los sinsabores de la noche y el día.
Pero yo estoy a solas, Jesús,
abandonado en ti.
Quieto, mirándote, en silencio,
y no sé nada, ni puedo, ni deseo.
Estoy en tu presencia.
Todo es silencio entre nosotros dos.
Y nadie,
nadie puede quitarnos
de estar juntos.
Nikolás Kazantzakis
Artículo originalmente publicado por Oleada Joven