Wayde van Niekerk, sudafricano, escribió una preciosa oración en la suela de las zapatillas que empleó en Río. Ahora, en Londres, está entre los carros de fuego
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Los amantes del deporte tienen motivos para la zozobra. Usain Bolt, el hombre más veloz de la historia, el que devolvió al Atletismo la atención mundial que se merece, se despide por estos días de las pistas en el Mundial de Londres. En sus últimos 100 metros, el vencedor Justin Gatlin se arrodilló ante el carismático hombre que todos querían ver victorioso, pero que aún sin lograrlo corrió debajo de los 10 segundos y se subió al podio.
Pero entre la nostalgia por su retiro, comienzan a asomarse posibles sucesores, animadores de la velocidad que con el viento como aliado puedan pulverizar marcas. Entre ellos se destaca el sudafricano Wayde van Niekerk, que aspira en Londres a conseguir los 200 y los 400 metros. Van Niekerk tiene tiempos inferiores a los 10 segundos en los 100 metros, a los 20 en los 200, y a los 44 en los 400, distancia en la que es dueño del récord mundial con 43.03.
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Aunque en las finales seguramente tendrá como duro rival a otra estrella africana, Isaac Makwala, de Botswana, en la primera clasificación de los 400 de Londres Van Niekerk se dio un lujo. Casi como honrando al jamaicano, el sudafricano cruzó la línea de meta mirando al costado buscando sus rivales, dejando en evidencia que se anima a competir solo, como hacía Bolt.
Su consolidación en el Atletismo Mundial fue con el récord mundial en la final de los 400 metros en Río. Lo hizo desde la línea 8, cuando los favoritos se concentran en las 4 y 5. Michael Johnson, hasta ese día dueño del récord mundial de la distancia, definió la carrera como una “masacre”, por la distancia que sacó.
Una inscripción en las zapatillas
Ese día, Van Niekerk tenía una pequeña inscripción en sus zapatos que mostró a la BBC, orgulloso, como queriendo reconocer la autoría del magnífico tiempo a otro.
“Estoy agradecido por lo que pasó anoche. Dejé todo en las manos de Dios. Y él produjo esto. Le estoy agradecido por haberme elegido para poder usar mis talentos (…)Tenía dudas, pero Dios me mostró que no me iba a dejar ir”, aseguró en una entrevista tras la carrera. “Lo primero que pude pensar al pasar la meta fue ‘gracias a Dios’”, completó.
Es que esos días, como relató en aquella ocasión, se levantaba y ponía de rodillas para decirle a Dios “cuídame en cada paso del camino”. E incluso lo escribió en sus zapatillas de carrera con las que batió el récord, con tinta negra y pequeña letra: “Jesús soy todo tuyo, úsame”.
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A diferencia de Bolt, Van Niekerk no hace demasiados alardes de su superioridad. En su país, en las entrevistas, por el contrario, siempre se presenta como humilde y agradecido, y le gusta pensarse como un representante de la gente que como él trabaja duro para cumplir sus objetivos.
¿Su abuela es su entrenadora?
Tiene dos referentes, su madre y su entrenadora, que muchos confunden con su abuela. Se trata de Ans Botha, de 75 años, quien lleva adelante un método estricto pero afectuoso. “Podemos reírnos, pero cuando trabajamos duro”, enseña.
A los 25 años, la carrera de Wayde van Niekerk parece comenzar a consolidarse, y su nombre asoma como uno de los más importantes para animar los años que vienen en el atletismo mundial. En su cuenta de Twitter, perfil público en el que las personalidades tienen la oportunidad de presentarse al mundo, da sus claves para hacerlo: “¡Reza primero! Familia. Sueña. Liverpool FC ♥ChesneyCampbell♥”. Enamorado de Chesney, y fanático – muy fanático- del club de fútbol inglés, vuela Van Niekerk al olimpo del Atletismo con Dios siempre presente en sus oraciones, e incluso, en sus zapatos.