Un interesante estudio ofrece un cuestionario como herramienta para profundizar en nuestras relaciones
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Dadas las circunstancias apropiadas, ¿podrían dos extraños tener una oportunidad de enamorarse el uno del otro o hay ciertas personas que nunca podrían llevarse bien? El psicólogo social Arthur Aron se percató de que toda buena relación parece incluir un sentido de cercanía emocional entre las parejas. ‘¿Podría reproducirse esa cercanía en un laboratorio?’, se preguntó.
Aron realizó una serie de estudios. “Un patrón clave asociado con el desarrollo de una relación íntima entre iguales es el sinceramiento personal, sostenido, de forma escalada y recíproca”, escribe. Es una forma de decir que dos personas construyen intimidad al ser cada vez más abiertas y sinceras mutuamente sobre quiénes son y qué es importante para ellas.
Así que emparejó a una serie de extraños, les dio una lista de 36 preguntas de intensidad creciente y les pidió que informaran de sus sentimientos de cercanía hacia el otro después de 90 minutos de responder juntos a las preguntas. (Dos de los que se emparejaron así terminaron casándose, ¡eso sí que es un resultado alentador!).
Las preguntas iban dirigidas a crear una conversación que fuera más significativa que la simple charla que dos desconocidos suelen compartir al principio. La lista empieza relativamente de forma sencilla: “¿Cómo sería un día ‘perfecto’ para ti?”, “Si pudieras cambiar algo de la manera en que te criaste, ¿qué sería?”. Y poco a poco se van haciendo más personales: “¿Cómo sientes que es tu relación con tu madre?”, “¿Cuál es tu recuerdo más terrible?”.
Y por último, en la sección tres, las preguntas se vuelven especialmente difíciles de responder: “¿Cuándo lloraste por última vez delante de otra persona? ¿Y a solas?”, “¿Qué hay para ti, si es que hay algo, que sea demasiado serio como para bromear sobre ello?”.
Mandy Len Catron escribió sobre su experiencia haciendo estas 36 preguntas a un conocido casual para el New York Times. Terminó enamorándose de él y concluyó: “He empezado a pensar que el amor es algo más flexible de lo que hacemos que sea. El estudio de Arthur Aron me enseñó que es posible —sencillo, incluso— generar la confianza e intimidad necesarios para que prospere el sentimiento del amor”.
Desde que su historia se hiciera viral, otros lectores han contribuido con sus propias experiencias. No todos se enamoraron. Algunos usaron las preguntas para renovar sus relaciones y redescubrir esa cercanía. Otros encontraron el valor para decir, por fin, “te quiero”. Algunos tuvieron oportunidad de conocer mejor a sus parejas, pero no les gustó lo que encontraron.
El test no está diseñado solo para parejas potencialmente románticas. También es aplicable a la amistad, ya que ninguna relación puede prosperar sin cierto nivel de proximidad emocional. Además, aunque está diseñado para que lo usen desconocidos, mi marido y yo respondimos juntos a las preguntas durante una hora.
Al principio yo estaba un poco avergonzada, pero al final ambos queríamos que la conversación pudiera continuar durante horas. Llevamos tres años casados, pero aprendimos mucho el uno del otro y el resto del día me sentí especialmente cercana a él.
De modo que, si estás interesado en iniciar o profundizar en una relación con alguien, romántica o de otro tipo, quizás puedas saltarte la cháchara inicial. Incluso puedes probar con la aplicación gratuita, que se diseñó con ayuda del doctor Aron. Incluso sin responder a la lista entera, el principio general queda claro.
Si quieres fomentar la intimidad con otra persona, ambos necesitáis estar dispuestos a derribar los muros y mostrar a la otra persona quiénes sois en realidad, al margen del miedo que os cause abriros así.