Era el 1999. Para los médicos no habían esperanzas. Esa recién nacida no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir.
Erminia Bertoli, hija del cardiólogo Daniele y nieta del pediatra Mario Bertoli, dos médicos muy conocidos en La Spezia, nació ya marcada con un destino cruel. Inmediatamente después del parto se le mantuvo con vida artificial y no tenía ninguna posibilidad de superar esos momentos tan difíciles.
Una enfermera, Diva Pellini, al ver la situación desesperada, pidió oraciones a las clarisas del monasterio de Sarzana. La bebé fue trasladada a Génova donde milagrosamente se recuperó y, después de pocos días, fue dada de alta. Hoy Erminia tiene 18 años y goza de una excelente salud.
Aquellas oraciones estaban dirigidas a la Sierva de Dios Itala Mela. Este es el milagro, reconocido por la Iglesia, con el que fue beatificada la mística de Liguria el 10 de junio en La Spezia, frente a una multitud de tres mil personas (La Spezia Cronaca4, 10 junio).
Un Papa y sus obispos
El reconocimiento del milagro representa el eje esencial de un proceso canónico que comenzó hace aproximadamente medio siglo. Fue el mismo papa Pablo VI, que conocía bien a Itala de la época en que era dirigente nacional de los universitarios católicos, quien recomendó al obispo Giuseppe Stella recolectar los documentos necesarios. Desde entonces han habido seis obispos (Giuseppe Stella, Siro Silvestri, Giulio Sanguineti, Bassano Staffieri, Francesco Moraglia y ahora Luigi Ernesto Palletti).
Muchos sacerdotes (entre otros, Dino Ricchetti, Guido Chella, Franco Ricciardi, Gianluigi Bagnasco) intentaron por todos los medios el reconocimiento primero de las virtudes «heroicas» y luego del camino de santidad de la mística vivida en La Spezia entre el 1904 y el 1957 (Città della Spezia, diciembre 2016).
De atea a creyente
Itala conoció el ateísmo en su vida, antes de una profunda conversión.
En 1920 perdió a un hermano de sólo 9 años, experiencia que la llevó a la convicción de una prueba más de la inexistencia de Dios.