Un paso muy utilizado por comerciantes ecuatorianos para trabajar en PerúHuaquillas es una ciudad fronteriza entre Ecuador y Perú ubicada en la provincia ecuatoriana de El Oro. Para los habitantes locales representa una vía de comunicación -separada por el canal internacional de Zarumilla- entre ambos países y al mismo tiempo sumamente valorada por los comerciantes y pescadores.
Al otro lado de la frontera se encuentra la localidad peruana de Aguas Verdes, lugar de intenso movimiento y al que suelen llegar muchos ecuatorianos para trabajar.
En el año 2016, por ejemplo, la falta de clientes en los comercios de Huaquillas terminó generando la emigración a Perú. “En Perú nos va mejor, vendemos más”, relataba en aquel entonces José Pinto, un vendedor ecuatoriano de electrodomésticos que decidió mudar su negocio a esa localidad peruana, indica El Comercio.
Sin embargo, desde hace más de un mes se empezó a generar malestar y preocupación por el inicio de la construcción de una gran pared –similar a un muro- que medirá más de tres metros de altura y que se extiende por más de 20.000 metros cuadrados en línea con la frontera, reproduce El Universal.
“Del lado peruano vemos que un muro de cuatro metros de altura nos separa e impide intercambiar los productos con la facilidad que había antes, todos los comerciantes que trabajaban en los puentes quedaron en la desocupación. Son más de 10.000 familias afectadas”, dijo a ese medio Abel Jiménez, dirigente de la Asociación Pacífico Sur, del cantón Huaquillas.
Si bien esta obra forma parte de un proyecto de intervención del Parque Lineal en esa localidad ecuatoriana, tradicionalmente conocida como Playita del Sur, el malestar se hace generalizado en una población acostumbrada al cruce constante de un lado al otro.
Es que cuando se incrementan estas acciones también suelen reproducirse actividades delictivas como el contrabando, uno de los argumentos para intensificar los controles y desarrollar la medida. Ese sector fue considerado por años como uno de los principales utilizados para esa actividad y almacenamiento ilegal de combustibles.
Desde que comenzaron las obras muchos pobladores, prosigue El Universal, ya empezaron a buscar rutas alternativas. “Cada vez se alejan las fuentes de trabajo, nos dicen que este proyecto es para aislar el contrabando, pero eso no va a terminar”, agrega Jiménez.
También hay otros moradores que entienden que el muro los aísla y perjudica su trabajo.
Entre las propuestas presentadas de parte de los comerciantes a las autoridades fue la construcción de puentes alternativos, reclamo que aún no ha tenido eco. Mientras tanto, las autoridades policiales se dedican a controlar que no se establezcan pasos clandestinos y defender a los obreros que están trabajando en el Parque Lineal de Huaquillas.
Como contraparte, se afirma que la obra, supervisada por el Ministerio de Desarrollo Humano y Vivienda de Ecuador, terminará beneficiando al turismo y comercio debido a que se presenta como una importante inversión, que tiene de fondo el respeto por un acuerdo binacional con Perú, que contempla obras hidrosanitarias, áreas verdes, ciclovías y la protección del canal de la contaminación (con la ayuda del muro que se está construyendo), entre otras, recuerda El Telégrafo.
Pero de momento, más allá de los anuncios oficiales -y la promesa de reubicación y solución- la gran pared sigue en obra, se avanza en el derribo de bodegas y edificaciones al margen del canal, todos aspectos que preocupan a los pobladores fronterizos.