Un grupo armado inspirado en otras guerrillas latinoamericanas y que mantiene en vilo al ejército y las autoridades
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“No tenemos por qué pagar por los crímenes, por las acciones de un hermano a quien no educamos así, para que sea un delincuente”, expresó en agosto de 2015 en entrevista con ABC de Paraguay el sacerdote Bernardo Cristaldo Mieres, cuyo hermano, de nombre Manuel, es considerado uno de los principales cabecillas del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Para la familia de este sacerdote, el vínculo de su hermano con esta guerrilla ha generado un gran dolor, calificada de “cruz”, que ha llevado incluso a amenazas y al allanamiento de sus viviendas. Debido a esto Bernardo no se ha cansado de reiterarle que el grupo libere a las personas que tiene secuestradas y que se entregue a la justicia.
“Es algo doloroso porque mis hermanos tratan de ganarse la vida, trabajando desde la madrugada; aprendimos de nuestros padres que nos inculcaron la honestidad y hoy ya no podemos meter la pata porque nos van a asociar con el EPP, y no sabemos cómo defendernos”, dijo en otra oportunidad luego de una de las tantas amenazas.
Por estos días el EPP volvió a cobrar protagonismo luego de que se conociera el nombramiento del parte del presidente Horacio Cartes de un nuevo comandante (el séptimo desde que es presidente) de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), cuya misión principal es el combate de este grupo guerrillero, luego del reiterado fracaso en un operativo.
Es que para muchos el trabajo del FTC no está siendo efectivo y una solución se hace urgente en el entendido de que el norte del país está “estancado” en su desarrollo, según declaró a Última Hora el presidente de la Federación de la Producción, la Industria y el Comercio (Feprinco).
Uno de los golpes más recientes y elocuentes del EPP se produjo en agosto de 2016, también en el norte, luego de matar a ocho militares vinculados a la FTC mientras patrullaban por un camino vecinal. Para perpetrar este atentado utilizaron explosivos y posteriores disparos contra las víctimas, tras lo cual se dieron a la fuga.
¿Una guerrilla “solapada” en la región?
Levantados en armas desde hace varios años, este grupo subversivo de inspiración marxista, y que va en línea con el accionar de otros grupos famosos guerrilleros de América Latina, empezó a tomar mayor protagonismo en los últimos tiempos debido a la vehemencia de sus acciones.
Identificados también como “anarcocomunistas” y “ambientalistas”, su base de operaciones tiene que ver con la zona fronteriza de Brasil, principalmente en los departamentos de San Pedro y Concepción al norte del país.
En esa zona se focalizan los grandes ataques, además de extorsión y secuestro también de productores ganaderos y agricultores, (colonos menonitas que habitan la zona se han transformado en una de las principales víctimas).
“En los últimos años operan más como una guerrilla rural y ya no tanto como una unidad que realiza operativos temerarios en ciudades. Ese cambio de estrategia vuelve más difícil su combate porque se encuentran en un terreno relativamente extenso, de escaso control y con apariciones irregulares”, expresó en diálogo con BBC Mundo el investigador y analista en seguridad regional Daniel Albarrecín, para quien ha sido notorio el cambio de estrategia de este grupo armado en los últimos años.
“De día se presentan como agricultores. Ellos se mezclan entre la población, por eso resulta difícil encontrarlos“, dijo a ese medio el gobernador de San Pedro, Vicente Rodríguez, reconociendo un aspecto característico de un grupo que sabe disimular y que suele mantener bien escondidos sus arsenales de guerra.
El combate contra este grupo guerrillero, cuyos recursos económicos provienen en gran parte por la extorsión a ganadores, ha provocado innumerables discusiones políticas en Paraguay y es uno de los temas por los cuales el actual presidente recibe mayores críticas. Si bien hubo promesas de resarcimiento a afectados y combate con mayores resultados, aún no se están alcanzando los objetivos.
El secuestro sigue siendo una de las metodologías más utilizadas por este grupo para hacerse oír. En base a lo que reporta Última Hora, “desde abril del 2014 a marzo del 2017, un total de 14 personas fueron secuestradas” por sus integrantes.
Pero el EPP también tiene en su haber, además del vínculo con actividades delictivas como el narcotráfico, el asesinato de civiles, policías y militares.
La familia de Bernardo sufre la partida de este hermano, Manuel. Pero, al igual que ellos, como queda de manifiesto con el modus operandi, son muchos otros quienes también padecen los efectos de este grupo armado -que suele andar camuflado y con pocas apariciones mediáticas- encargado de quitarle el sueño a miles de habitantes, principalmente del norte de Paraguay.