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Museo Vaticano y Museo Judío colaboran en exposición sobre la Menorá

Raffaello Sanzio (1483-1520), La Cacciata di Eliodoro dal Tempio, affresco, 1512-14, Musei Vaticani, Palazzi Apostolici Vaticani, Stanze di Raffaello, Stanza di Eliodoro

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 20/05/17
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El calendabro de siete brazos, símbolo de la religión judía, es objeto de una muestra única e histórica organizada en el Vaticano

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¿Quien dice que arte y el diálogo entre religiones no van de brazo? El símbolo más representativo del pueblo judío se encuentra expuesto en el Brazo de Carlo Magno en el Vaticano, con motivo de una exposición conjunta, sin precedentes, organizada entre los Museos Vaticanos y el Museo Judío de Roma.

Precisamente, el nombre de la muestra es “La Menorá: Culto, historia y mito” que inició esta semana y terminará el próximo 23 de julio de 2017.

Los visitantes puede dirigirse al lado sur de la Plaza de San Pedro para observar la muestra que consta de 130 obras de arte que representan el candelabro de siete brazos que la Biblia cita como un objeto que fue forjado siguiendo las indicaciones de Dios.

Por el precio de 7 euros del mismo boleto los visitantes pueden visitar la muestra del Museo Judío (Via Catalana) de Roma.

La historia de la Menorá es reconstruida a través de la exposición de diversas obras de arte que inicia desde el periodo de la antigüedad hasta el XXI siglo pasando por las esculturas hasta la pintura, desde las decoraciones arquitectónicas en las artes decorativas, los manuscritos, hasta las ilustraciones de libros medievales y del renacimiento.

El peregrino y visitante tiene una ocasión única para revivir la narración bíblica. Moisés respondió a la voluntad del Señor, que como explica el libro del Éxodo, le pide forje en oro el candelabro de siete brazos en oro puro para luego ser colocado en el primer Templo de Jerusalén, junto a las demás decoraciones sagradas en nombre de la alianza con el pueblo de Israel.

3000 mil años de la historia de la humanidad. Una lámpara que ilumina el peregrinaje mítico y legendario del pueblo de Israel como símbolo del antiguo destino de su travesía que también se entrelaza con Roma. Tito hace venir el candelabro a la capital de su imperio como trofeo de guerra en el año 70 tras la destrucción del Templo de Jerusalén.

La versión original de la Menorá, descrita en la narración bíblica, presente en el segundo templo israelita, luego de la destrucción de aquel erigido por Nabucodonoso II de Babilonia en el año 586, fue exhibida como trofeo en el Templus Paci en Roma para celebrar la victoria de la guerra judía.

La Menorá es el símbolo de la identidad y de la religión judía en Roma a partir de la época imperial, al mismo tiempo que evoluciona de forma definitiva el simbolismo cristiano en la Ciudad Eterna.

El símbolo más representativo del pueblo judío es una tangible evocación de la luz divina, del orden del cosmos, de la creación y de la antigua alianza, símbolo de la zarza ardiente, cuando en el monte Sinaí y en la llama de fuego, Moisés escuchó la voz de Dios que le pedía de liberar a su pueblo esclavizado en Egipto.

También es símbolo del sábado bíblico y del paso del tiempo de pueblo judío desde el I siglo hasta el XX siglo. Aparece pintada en oriente y occidente: desde las catacumbas judías en Roma, los sarcófagos, las escritas en las tumbas, grafitis, monedas, vidrios decorados en oro, hasta las joyas.

Así, la exposición se divide en tres grandes núcleos, a su vez dividido en secciones adicionales. El primer núcleo grande, reconstruir la historia de la Menorá de su presencia en el antiguo Templo de Jerusalén hasta su dispersión en Roma, y ​​desde la antigüedad es decir, a los primeros siglos de la era moderna.

El segundo núcleo con una trayectoria convincente y densa de obras de arte perseguir el mito Menorá en el tiempo y en el espacio desde finales de la antigüedad hasta el umbral del siglo XX, analizando con especial atención, por un lado la apropiación de sus formas dentro del cristianismo para la creación de candelabro ceremonial y, en segundo lugar, su perpetuación como un elemento fuerte de la unificación del mundo, la cultura y la identidad judía.

Una serie de pinturas traza a través de los siglos la suerte de la menorá hasta la era moderna. A partir del Renacimiento, y hasta el siglo XIX, de hecho menorá fue evocada a menudo en la pintura, ya que inextricablemente está ligada a la representación del templo de Jerusalén.

El tercer grupo, finalmente, ofrecerá una amplia visión del siglo XX y siglo XXI con diversas representaciones de la menorá. Obras realizadas por artistas de primer nivel, en un momento en que la desintegración del lenguaje artístico y la semántica visual ha proporcionado nuevas formas expresivas este símbolo. Cabe recordar, obras maestras de la literatura del siglo XX como el candelabro enterrado Stefan Zweig.

Los Museos Vaticanos y el Museo Judío de Roma recibieron en prestamos de obras de varios museos nacionales e internacionales.

Destacándose entre otros, el Louvre de París, la Galería Nacional de Londres, el Museo de Israel y la Biblioteca Nacional de Israel en Jerusalén, el Museo Kunsthistorisches la Albertina de Viena, el Kupferstichkabinett en Berlín, el Museo judío de Nueva York, entre otros.

Mientras que entre las obras expuestas incluyen maravillas y rarezas increíbles, como la gran piedra grabada en bajorrelieve del siglo primero desde el sitio de la antigua sinagoga de Magdala en Galilea, descubierto hace sólo unos pocos años. Además de pinturas de artistas como Andrea Sacchi, Nicolas Poussin, Marc Chagall.

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