La mejor solución para una pérdida de peso adecuada es la que se logra de forma paulatina a lo largo del tiempo
En ciertas épocas del año, como la primavera y llegado el verano, muchos suelen acordarse que hay que empezar a cuidarse cuanto antes para bajar esos kilos de más que dejó el invierno.
A veces, como suele transformarse en una carrera contrarreloj, se quiere lograr cambios rápidos y sin mucho esfuerzo, por lo que se recurre a las “dietas milagrosas”, o de moda, para llegar al objetivo planteado. Pero a veces estas dietas ocasionan confusión y dudas sobre si son seguras y si ayudan efectivamente a adelgazar como dicen.
Todos los años aparecen nuevas dietas revolucionarias, que hicieron algunas “celebridades” y las recomiendan porque prometen grandes resultados. Pero deberías saber que la mayoría de esas dietas pueden ser perjudícales para la salud, no tienen base científica y nos son equilibradas.
La mayoría de las veces se desconoce que son regímenes muy estrictos, donde el aporte de calorías y carbohidratos es muy bajo, y las pérdidas de peso son exageradas con respecto al periodo de tiempo en que se realizan.
Esto lleva a que haya mayor riesgo de sufrir hipoglicemias (bajones de azúcar en sangre), mareos, dolor de cabeza y hasta desmayos. Además de ocasionar algún déficit nutricional o riesgo para la salud.
¿Pero si se adelgaza rápidamente, significa que estas dietas sean buenas? No. Se adelgaza rápidamente porque en lugar de grasa se pierde principalmente masa muscular y líquido, lo que provoca luego es que, cuando se termina la dieta y se comienza a comer normal aparece el efecto rebote, donde la persona recupera el peso perdido e incluso mucho más, en corto tiempo.
Estas dietas no nos enseñan a alimentarnos de manera equilibrada, porque el organismo necesita de todos los nutrientes para poder funcionar de manera correcta.
Entonces, ¿cuál es la mejor dieta? Lo ideal para no poner en riesgo la salud, y poder mantener el peso alcanzado en el tiempo, es seguir un plan de alimentación equilibrado, variado e individualizado. Que sea realizado por un nutricionista, en el cual se puedan modificar paulatinamente los hábitos alimentarios, se aprenda a comer, saber qué alimentos, qué cantidades y con qué frecuencia se deben consumir.
A su vez tener en cuenta los gustos y necesidades de cada persona, sus posibilidades económicas, tipo de trabajo, experiencias anteriores para adelgazar, emociones y otras variables para que el plan tenga éxito. Además, es muy importante complementar realizando el tipo de actividad física de tu agrado.
Tres conocidas dietas de moda y sus riesgos a la hora de practicarlas:
Detox: Algunas con ayunos que consisten en evitar cualquier alimento y solamente tomar agua, jugo de limón, caldos, jugos, pimienta de cayena y otros líquidos para “desintoxicar” el organismo, otras consumiendo batidos compuestos mayoritariamente de verduras, frutas y semillas principalmente verdes.
Riesgos: a pesar del beneficio que aporta el consumo de frutas y vegetales variados en estos preparados, el hecho de ingerirlos de forma procesada omite la masticación y la insalivación, que es parte del proceso digestivo. El mismo puede influir en el efecto de saciedad y acentuar la sensación de hambre, así como también puede llevar a la pérdida de masa muscular.
Cetogenica y Dukan: ambas prometen bajar hasta 12 kilos en un mes. Son regímenes con 4 fases, hiperproteícos (rico en proteínas), bajo en calorías que reducen el apetito y obligan a quemar calorías sin perder masa muscular. Primero se comen sólo proteínas, luego se suman verduras, alternando estas fases hasta alcanzar el peso deseado.
Riesgos: la reducción exagerada de los carbohidratos en la dieta y el alto consumo de proteínas, puede dar lugar a problemas renales, desequilibrios intestinales, y causar depresión.
Atkins: promete reducir hasta cuatro kilos la primera semana. Se consumen altas dosis de proteínas y se reduce la ingesta de legumbres, verduras e hidratos de carbono.
No hay restricciones para las carnes, pescados y mariscos; grasa de cualquier tipo; huevos y quesos con moderación. Sí hay que evitar el azúcar, frutas, harinas, cereales, legumbres, verduras y leche.
Riesgos: es cierto que se puede bajar de peso y brinda saciedad a través de la grasa, pero no es buena para el organismo debido al alto consumo de proteínas y grasas.
Esto hace que el riñón trabaje más de lo necesario afectando el metabolismo del cuerpo, enlenteciendo el proceso de digestión, y pudiendo desencadenar problemas cardiovasculares si se la realiza por un tiempo prolongado.
Además no se tienen en cuenta los hidratos de carbono, verduras y frutas que son las que nos ayudan a mantener el buen funcionamiento del organismo.
Así que recuerda que la mejor solución es una pérdida de peso adecuada, que se logra de forma paulatina a lo largo del tiempo. Lo importante es conservar la salud, con un plan de alimentación equilibrado que se adapte a nuestros gustos y preferencias y a su vez nos ayude a bajar de peso de manera saludable.