“Honra al médico porque es necesario”Mucha gente cree que la Iglesia desprecia la ciencia. Y que fe y razón son imposibles de unir. Pero lo que todas estas personas no saben es que, más de cien años antes de Cristo, la Biblia ya aconsejaba ir al médico porque ya se entendía que la ciencia es un bien dado por Dios a la humanidad.
En los santuarios de Aparecida, Lourdes y otros vemos muchos milagros alcanzados por la intercesión de Nuestra Señora. Curaciones de cáncer, complicaciones en el embarazo,… gracias que, de hecho, son inexplicables científicamente. Pero no por eso cuando se hace una petición a Dios, a María, hay que ignorar lo que aconsejan los médicos.
Esto muestra que Dios siempre está preocupado con todo lo que forma parte de nosotros: nuestras emociones, nuestro espíritu y también nuestro físico, ¿no es bonito saberlo? Escogimos para ti un pasaje de la Biblia que nos aconseja sobre la cuestión médica. Sobre todo: ¡no dejes de cuidar bien tu salud! ¡Es un regalo que Dios te ha dado!
Médico y dolencia (Eclesiástico 38, 1-15)
“Da al médico, por sus servicios, los honores que merece, que también a él le creó el Señor.
Pues del Altísimo viene la curación, como una dádiva que del rey se recibe.
La ciencia del médico realza su cabeza, y ante los grandes es admirado.
El Señor puso en la tierra medicinas, el varón prudente no las desdeña.
¿No fue el agua endulzada con un leño para que se conociera su virtud?
Él mismo dio a los hombres la ciencia para que se gloriaran en sus maravillas.
Con ellas cura él y quita el sufrimiento, con ellas el farmacéutico hace mixturas.
Así nunca se acaban sus obras, y de él viene la paz sobre la haz de la tierra.
Hijo, en tu enfermedad, no seas negligente, sino ruega al Señor, que él te curará.
Aparta las faltas, endereza tus manos, y de todo pecado purifica el corazón.
Ofrece incienso y memorial de flor de harina, haz pingües ofrendas según tus medios.
Recurre luego al médico, pues el Señor le creó también a él, que no se aparte de tu lado, pues de él has menester.
Hay momentos en que en su mano está la solución,
pues ellos también al Señor suplicarán que les ponga en buen camino hacia el alivio y hacia la curación para salvar tu vida.
El que peca delante de su Hacedor ¡caiga en manos del médico!”.