La cultura patriarcal en tela de juicio En el mundo digital, a pesar de que hay un gran atraso en cuanto a la participación femenina en el sector de las tecnologías de la información, se observa un alto porcentaje de empleadas mujeres en sus empresas.
Según la Deutsche Welle, 70 por ciento del equipo del “Design Research Lab“ de la Universidad de las Artes de Berlín son mujeres. Ellas trabajan creando programas innovadores. Entre otras iniciativas, facilitan llamados de emergencia para pacientes con accidente cerebrovascular, o un teléfono móvil para mujeres embarazadas en India que viven en el campo y no tienen acceso al servicio médico. Esa es una cara de la moneda.
En América Latina, otra es la realidad: doce mujeres son asesinadas por día. La consigna “Ni una menos”, que se escucha en Argentina, responde a esta alarmante cotidianidad.
Un informe de ONU Mujeres revela que 14 de los 25 países del mundo con las tasas más altas de femicidios son latinoamericanos. De acuerdo con datos del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, de CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), un total de 2.089 mujeres fueron víctimas de feminicidio en 25 países de la región en 2014.
Los analistas sostienen que todo esto se debe a la permanencia de una “cultura patriarcal” donde la discriminación histórica y la desigualdad permite que los hombres consideren a las mujeres como parte de sus posesiones. Es lo que conocemos como “machismo”.
En el mencionado estudio países como Chile, Perú, Costa Rica y Venezuela presentan las tasas más bajas, de alrededor de 0,5 femicidios por 100 mil mujeres. No obstante, otros datos son reflejo de una realidad más dura que la reportada por la CEPAL.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), durante el 2015, de 25 países del mundo con la mayor tasa de feminicidio, 14 son de Latinoamérica. Argentina, Colombia, México, Brasil, Nicaragua, Guatemala y Honduras son algunas de estas naciones.
Venezuela, que no escapa de esa realidad, lideró el ranking mundial durante ese año y desde entonces las alarmas de la ONU se mantienen encendidas. Según los datos de Cofavic, organismo defensor de los Derechos Humanos, 353 mujeres fueron asesinadas en ese período y 15% de ellas resultaron ser menores de edad.
En contraste, las cifras del Ministerio Público (MP) registraron “253 casos de feminicidios, 121 consumados y 132 frustrados”.
El informe oficial también reveló que el 49% de las mujeres asesinadas eran de edades comprendidas entre los 15 y 30 años. Asimismo, entre los estados con mayor índice de féminas asesinadas se encuentran Carabobo, Miranda y el Distrito Capital, con 12, 11 y 20 feminicidios respectivamente.
Adriana Aguilera, directora Ejecutiva del Instituto Metropolitano de la Mujer (Inmemujer), cuando faltaban tres meses para terminar el ano 2016, declaró el período como el más violento. A esa fecha, ya se conocía que 122 mujeres habían sido asesinadas, en el país, situación que puntualizó es responsabilidad del Gobierno Nacional como consecuencia de su discurso de “odio y división”.
No cabe duda de que en Venezuela la situación ha escalado a cifras alarmantes. Datos de la ONU indican que mientras la media mundial de casos es de 3 por cada 10 mujeres, en el país la proporción está 10% por encima. Informes de las ONG Centro de Justicia y Paz, del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, Fundamujer y Asociación Larense de Planificación Familiar sitúan a Venezuela entre los 15 países con más feminicidios en el mundo.
“Venezuela es uno de los países que muestra cifras más altas de violencia contra la mujer. Se calcula que 40% de las mujeres venezolanas han sido, son o serán víctimas de algún tipo de violencia. Es decir: 4 de cada 10”, explicó Beatriz Borges, directora de la ONG Cepaz.
Lo cierto es que la violencia de género mata a más venezolanas que el hampa y la impunidad sigue presente en estos casos. Todo ello, a pesar de que existe un marco normativo vigente sobre violencia contra la mujer. El feminicidio fue incluido como delito por primera vez en la nueva Ley Orgánica por el Derecho de las Mujeres a una Vida libre de Violencia firmada el 24 de noviembre del 2014 por el mandatario venezolano Nicolás Maduro, tras juramentar el Consejo Presidencial del Gobierno Popular para las Mujeres.
Otra arista del caso es que, en Venezuela, el Día Internacional de la Mujer encontró el mayor número de presas políticas que jamás ha registrado el país. Y es que, si nos atenemos al criterio de las expertas que afirma al patriarcado como “una construcción cultural” no se circunscribe a los hogares, también el ejercicio del gobierno asume características de machismo estatal.
Los actos de violencia contra mujeres y niñas siguen aumentando en todo el mundo. Hay razones para que las protestas sean masivas. Cada caso es un drama que alerta a la sociedad entera.
Pero hay avances: La Unión Europea hizo un llamado a intensificar esfuerzos para erradicar este problema, al tiempo que ofreció detalles de su plan de acción que ha beneficiado a casi 3,4 millones de mujeres y niñas en el mundo con asistencia directa.
Por otra parte, la manifestación multitudinaria de rechazo a la violencia en toda la región es un desafío a la injusticia pues ha instalado el tema en la sociedad, los medios y los gobiernos. Una “periferia”, como diría el Papa Francisco, que debe ser atendida en su reclamo. Las expertas coinciden en que se necesitan cambios culturales profundos que tomarán tiempo, pero además es urgente avanzar en políticas públicas.-