Entre niños de cero a cinco años la desnutrición aguda alcanza el 10%; las cifras son de alarma, según la OMS“En nuestras visitas a las barriadas de las grandes ciudades, donde se supone que por la cercanía con los centros del poder existe mayor atención a la crisis alimentaria, encontramos personas de la tercera que nos dicen: soy la última persona a la que se le da de comer en casa; preferimos que los niños coman y si queda comemos los adultos”.
El testimonio lo presentó Janeth Márquez, directora nacional de Cáritas Venezuela, en el marco del encuentro nacional de delegados diocesanos de medios, convocado del 15 al 17 de febrero por la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV). En su ponencia dio a conocer “cifras alarmantes” sobre la alimentación, la atención médica sanitaria, el empleo y otros rubros que conforman el día a día de los venezolanos en medio de la crisis.
Agregó que “los ancianos, en muchos casos han perdido hasta 20 kilogramos de peso, a raíz de la falta de alimento”. Es la mal llamada ‘Dieta de Maduro’ con la que hasta el mismo Presidente de Venezuela se ha mofado en televisión, recomendándola.
“Esto nos preocupa porque el país se encuentra en una situación crisis y de alerta”, el preludio de lo que pudiera ser una hambruna, “si no se atienden a tiempo los segmentos más afectados como son los niños de cero a cinco años y los ancianos”, dijo la socióloga.
No es hambruna, pero…
Márquez fue enfática al señalar que la situación de Venezuela no es de hambruna. “Aquellos países donde se han generado hambrunas eliminaron una franja de edades porque murieron todos los niños”, explicó. “Sin embargo, dice la socióloga, sí tenemos que reconocer que estamos en crisis, lo cual ya es muy complicado”.
Las cifras de alerta surgen de un trabajo dirigido por Cáritas Venezuela y que contó con el apoyo de Cáritas Francia, la Comisión Europea y la Confederación Suiza, aplicado en Caracas y en los estados Miranda, Vargas y Zulia, denominado: Línea Basal del Monitoreo Centinela de la situación nutricional en niñas y niños menores de 5 años.
“Son estadísticas sencillas. Antes de este estudio no había cifras concretas creíbles porque el Gobierno no quiere que se conozca la realidad en materia alimentaria”.
Los niños son la franja más débil
“En Venezuela tenemos 9% en desnutrición aguda; mientras que en el indicador desnutrición leve, alcanzamos un 18%”, dijo mostrando unos gráficos, producto de la investigación. “Estos porcentajes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) deben producir una alerta en los países donde se produzcan”, acotó la experta.
“En algunos estados tenemos cifras de 9 y 10%, pero en Vargas estamos llegando al 15%, lo cual significa que estamos en una crisis en el tema de la nutrición que significa la vida de nuestros niños de 0 a 5 años de edad”, expresó.
“Lamentablemente los niños que no se alimentaron bien en los primeros 1.000 días de vida, ya no tendrán la posibilidad de crecer y desarrollarse con normalidad. No podrán estudiar y estarán a merced de cualquier virus, epidemia y enfermedades tropicales”.
La situación en niños de edad escolar no es distinta. “Existe un 30% de deserción escolar”, lo cual no es informado por el Gobierno. “Eso es un pecado social grave. Las cifras oficiales hablan de una matrícula de 98% pero no dicen que el 30% de los niños deserta del sistema educativo, mayormente por falta de comida”.
Según dijo Márquez, “cuatro millones de venezolanos, únicamente comen dos veces al día, cifra de la cual el 70% ha perdido por lo menos ocho kilogramos de peso. Igualmente, dos millones de personas están comiendo de la basura”.
Las ollas de la Campaña Compartir
Precisamente, uno de los trabajos con que la Iglesia de Venezuela enfrenta la crisis alimentaria son las ‘Ollas Solidarias’ que se hacen prácticamente en todas las diócesis del país, “pero con la conciencia de que es algo temporal”, comentó Márquez.
Anunció que la XXXVIII Campaña Compartir se cumplirá en el marco de la venidera época de Cuaresma, como una oportunidad de la Iglesia para servir a la gente. “Ante la espiral de necesidades debemos fomentar una espiral de bondades con los más necesitados. Es una oportunidad para que la iglesia lleve esperanzas; que pueda decirles a las personas: ‘vamos a salir de esto’. Eso es evangelizar desde lo social”.