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América Latina y la esperanza de una lucha efectiva contra la corrupción

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Pablo Cesio - publicado el 11/02/17
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¿Qué aumenten los índices de percepción de la corrupción representa una buena noticia?Para algunos ha sido catalogada como una resolución histórica. El juez Concepción Carhuancho dictó el pedido de prisión preventiva por 18 meses para el expresidente peruano Alejandro Toledo.

¿El motivo? Precisamente, el exmandatario es acusado de recibir de manos de la multinacional Odebrecht 20 millones de dólares en sobornos, además de ser imputado por tráfico de influencias y lavado de activos, confirmó La República de Perú.

El Ministerio del Interior de Perú incluyó este viernes a Toledo en la lista de los más buscados del país y ofrece una recompensa de 30.000 dólares para quien brinde información sobre su paradero.

En los últimos días, la sombra de la corrupción también sacudió a otro presidente en ejercicio, nada más ni nada menos que a Juan Manuel Santos, figura que desde algunos meses ha ganado notoriedad no solo por haber liderado el proceso de paz con el grupo guerrillero más importante de su país, Colombia, sino también por haber sido distinguido con el galardón del Nobel de la Paz 2016, entre otros premios.

Santos negó toda acusación en su contra, vinculada a un supuesto aporte económico para financiar su campaña electoral en 2014. Pidió a la Justicia de su país que se investigue a “fondo” y de inmediato luego de una denuncia presentada por la Fiscalía.

En este caso no hay pruebas contundentes, pero la sombra de la corrupción recayó sobre el actual mandatario debido a que la acusación indica que se habría beneficiado en su campaña con dinero que la empresa habría pagado a un exsenador colombiano.

Oderbrecht, una palabra que huele a corrupción

Y una vez más aparece de trasfondo el nombre Oderbrecht, una empresa brasileña en 25 países y actúa en los sectores de la construcción, así como ingeniería e industria, entre otros.

El presidente de esta multinacional, Marcelo Oderbrecht, –empresa que tiene fuerte presencia particularmente en América Latina a través de líneas de metro, carreteras, centrales hidroeléctricas, entre otras- fue condenado en 2016 a 19 años de prisión por estar involucrado en el caso de corrupción que involucra a la petrolera estatal Petrobras. La Justicia lo halló culpable por corrupción, lavado de dinero y asociación para delinquir.

Pero el caso Oderbrecht, y sus tramas para obtener contratos e influencia, no solamente echa sombras sobre figuras como Santos y Toledo, sino que en su país de origen tanto el actual presidente Michel Temer, como los expresidentes Dilma Rousseff y Luis Inácio Lula Da Silva también se han sido vinculados.

La lista de nombres podría seguir, desde México, pasando por Panamá, Cuba, República Dominicana, siguiendo por Ecuador e incluso llegando a Argentina, entre otros. No solamente involucrando a personalidades de primer nivel, sino también a otras personalidades de segunda línea como asesores, empresarios, etcétera.

¿Una buena noticia?

Más allá de esto, un aspecto en cuestión tiene que ver con el tema corrupción y América Latina.  Específicamente, la corrupción en este continente aumentó en 2016, según la ONG Transparencia Internacional, reproduce la Agencia EFE.  

En el caso de los países latinoamericanos solamente dos mejoraron sus datos con respecto al año anterior, mientras que 11 empeoraron. Uruguay lidera en el ranking en la región de los países donde la percepción de la corrupción es menor, mientras que Venezuela se encuentra en el lado opuesto.

Sin embargo, para Transparencia Internacional, el hecho de que aumente la percepción de la corrupción en el continente en definitiva es una buena noticia porque la revelación de historias de corrupción es una muestra que los países están combatiendo este fenómeno, recuerda el periodista uruguayo Jerónimo Giorgi en una columna de opinión publicada en El Observador.

Y no podía ser para menos. En 2016, Panamá Papers, el caso Petrobras, las tramas de Odebrecht (todos temas enlazados entre sí), entre tantas otras, fueron la confirmación de que la palabra corrupción en América Latina está más viva que nunca. Los casos revelados han sacudido la opinión pública y todo ello influye en el aumento de estos índices de percepción.

Pero si realmente hubiera relación directa con el combate efectivo de parte de los diferentes países del continente contra este flagelo, bienvenido sea, pues todo hace indicar que este tema lamentablemente sigue y seguirá arraigado por mucho tiempo más.   

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