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6 consejos para evitar la dispersión entre WhatsApp y redes sociales

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David Bonhomme - publicado el 31/01/17
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Si a ti también te cuesta concentrarte, este artículo es para ti

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Era la quinta persona que me lo comentaba: “¡David, me pones de los nervios con la pierna todo el rato temblando y moviéndote! ¿Va todo bien?”.

Cada vez que salía el tema, yo trataba de analizarme y de comprender por qué tenía este comportamiento inconsciente. Mi primera respuesta fue bastante simple: ¡creo que soy demasiado sensible al café!

Pero mi último interlocutor fue más insistente con el tema y mi respuesta no le satisfizo. Me respondió: “No creo que esa sea la causa de verdad… Tu temblor es indicio de actividad cerebral… Estás pensando en otra cosa, ¿no?”.

Acababa de ponerle nombre al auténtico desafío en el que me encuentro… ¡mi falta de concentración! Cada conversación ponía en marcha una serie de ideas y de listas de tareas que me desconectaban de la realidad. Era como si, de golpe, en mi cabeza se acabara de abrir la puerta de un cercado y decenas de cabras empezaran a salir por ella mientras yo trataba de capturarlas una tras otra sin éxito.

Si pudieras hablar con mi socio Thomas, podría decirte hasta qué punto puedo llegar a estar en las nubes. Escucho, pero estoy en otro lugar.

Durante mucho tiempo me he estado diciendo que era capaz de hacer dos cosas a la vez, ¡todo gracias a mi poder creativo! Pero ahora, por el contrario, he tomado consciencia de que en realidad a menudo desconecto y paso por alto un montón de información. Así, distraído y sin estar presente por entero, he perdido una cantidad desmesurada de tiempo.

Cuando estoy despistado, una reunión que podría liquidarse en 15 minutos se extiende a una hora de repeticiones, de asentimientos de cabeza para intentar demostrar que sigo el hilo de lo que se dice cuando en realidad tengo la cabeza en otro sitio.

Creo que la peor sensación llega cuando, al final de la jornada, tengo la impresión de no haber hecho nada, como si hubiera una especie de bruma en mi mente. Ya sabes, esa sensación de un trabajo sin acabar a pesar de las muchas horas de curro y de volver tarde a casa.

Después de esta toma de consciencia, decidí informarme para intentar estar más presente. Aquí dispongo una lista de consejos que pueden ayudarte a estar más concentrado y, por consiguiente, a ganar un tiempo muy valioso que te permitirá aprovechar mejor los días.

 Mirar a los ojos

A riesgo de parecer asocial, a veces me cuesta mirar a los ojos a los demás; miro a mi alrededor, compruebo el estado de mis zapatos… Mi propia mujer me lo dice a menudo: “David, me incomodaba que no le miraras cuando te hablaba, ¡dabas la impresión de que no te importaba lo que decía!”. Nada más lejos de mi intención, no quería ser ofensivo, simplemente estaba pensando en otra cosa. He tomado consciencia de que para concentrarme totalmente en mi interlocutor lo mejor es establecer mucho contacto visual.

 Hacerme un “reseteo”

Me pasa a veces que mi iPhone empieza a funcionar con mucha lentitud; por lo general, es porque hay un gran número de aplicaciones funcionando en segundo plano. Entonces debo tomarme un momento para mirar todo lo que esté en marcha y muchas veces me sorprende la cantidad de páginas web y aplicaciones abiertas. Pasa lo mismo con mis pensamientos; desde por la mañana, mi mente se engancha a mi to do list: los correos que tengo que enviar, la llamada que no puedo olvidar, la genial idea que compartir con mi socio, etc.

He decidido guardar silencio, dedicar un momento a intentar concentrarme en la presencia de Dios en mí y a mi alrededor. El silencio es tal vez como una especie de deporte para mí, puesto que mi mente no permanece en este estado fácilmente pero, con el paso de los días, la práctica de este ejercicio se vuelve más sencilla y enriquecedora.

 Fuera notificaciones

Soy el primer culpable, pero es que no hay nada mejor para distraerse que tener las notificaciones iluminándose cada cinco minutos al alcance de la vista, y sobre todo para cosas como saber que a tal o a cual le ha gustado un comentario que has hecho. Si deseas respetar a tu interlocutor, pon tu teléfono en modo avión.

 Apagar el ordenador

Para las reuniones, puedes pedir que desde el principio todo el mundo aparte su ordenador. La tentación que siente todo el mundo de mirar sus emails es muy grande, y además puede crear un efecto bola de nieve porque todo el mundo empieza a mirar sus mensajes y la reunión se transforma en una lenta agonía.

 Volver a los orígenes

Es uno de los mejores consejos que me han dado: llevar siempre conmigo un cuadernito para anotar mis ideas y así vaciar mi cabeza de estorbos. Me he percatado de que cuando me surge un pensamiento durante una cita, no consigo quitármelo de la cabeza, como si mi mente temiera perderlo. Ahora me basta con anotar el pensamiento y ¡ya estoy liberado! He empezado a hacer un bullet journal, puede que te resulte útil a ti también.

 Hacer pausas

A veces tengo la sensación de estar en cualquier otro sitio menos aquí, en el presente. Con frecuencia mi mente está llena, me siento cansado, y entonces no sirve de nada intentar forzarla, porque ya ha dejado de funcionar. Lo ideal para mí es un paseo, una pausa de algunos minutos al aire libre. Para los que son adictos a las reuniones, les propongo que las hagan mientras dan un paseo. Es muy provechoso.

Estar presente es el comienzo de una vida vivida con plenitud.

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