La bonita historia del “Negrito Manuel”
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Primer custodio de la Virgen de Luján, el Negro Manuel vivió muchísimos avatares durante su larga vida, siempre acompañado de María, en la naciente advocación de Nuestra Señora de Luján. Entre el material que desde el inicio de su causa de beatificación se distribuye en Luján, se distribuye para promover la causa de Manuel, se encuentra una nueva biografía en la que se sintetizan en 13 apartados algunos de los puntos más salientes de la vida del cariñosamente recordado como “Negrito Manuel”. Entre ellos, el que muestra como aún en su noble servicio para muchos seguía teniendo “dueño”.
Nacido en África, esclavizado para ser comercializado y explotado en América, viajó en el mismo barco que dos imágenes de la Virgen hacia América, dos imágenes de la Purísima Concepción que habían sido encargadas para llevar hasta territorio hoy argentino.
El primer dueño de Manuel lo entrega a un amigo, con el que acompaña el viaje hasta el puerto de Buenos Aires, y luego en carreta hacia el norte argentino. Pero, y aquí el origen de la devoción mariana más importante en tierra argentina, la segunda noche ya en tierra bonaerense una de las carretas tirada por los bueyes se estanca, no se deslplaza. Luego de varios intentos, se decide bajar uno de los cajones, sin el cual, advierten, la carreta volvía a movilizarse. Era el cajón que portaba una de las imágenes de la Virgen. Así, interpretaron que Maria quería quedarse en esa imagen allí, a orillas del Río Luján, y se puso al Negro Manuel, testigo de todo el milagro, a cuidarla. Era 1630.
Por cuarenta años el Negro Manuel tuvo el encargo de cuidar en esa estancia a la Virgen, años en los que se inició una creciente devoción popular por esa advocación mariana. Pero en 1670 la señora Ana de Matos adquiere la imagen para desplazarla a su casa, en la villa que hoy es conocida como Luján. La imagen misteriosamente desaparece en dos ocasiones, siendo encontrada nuevamente junto al Negro Manuel en su lugar original. En 1671, ante estos episodios, se decidió trasladarla solemnemente hasta la villa, en procesión, y junto con su primer custodio, el que la limpiaba, el que la presentaba al mundo, el Negro Manuel.
Pero los herederos del ya fallecido dueño de Manuel lo reclamaron para sí, y el Negro Manuel debió viajar a Buenos Aires. Es en esta ciudad, como narra e ilustra con varias imágenes esta biografía, que el Negro proclama “Soy de la Virgen nomás”. Para resolver el pleito, Ana de Matos y el pueblo devoto de María realizaron una colecta y lo compraron para que nunca más sea esclavo, continúe su servicio a la Virgen en la sagrada imagen, y sea, como Manuel deseaba, solo de Ella.
Manuel falleció en 1686 a pocos meses de haberse concluido la capilla en la Villa de Luján, y gozando de la amistad de todo el pueblo. La biografía, titulada “El Negro Manuel y su vida en la historia de la Virgen de Luján”, es distribuida gratuitamente en un santuario en el que la imagen del Negro Manuel cuenta cada vez con más devotos, ya emplazada en una de las capillas laterales de la Basílica. Con ella se entrega una estampita en el que se define al Negro Manuel como “el fiel esclavo de la Virgen de Luján”