¡Encontrarás grandes sorpresas!¿Eres un apasionado de la historia, un ávido admirador de la Ciudad Eterna o simplemente un aficionado a los hechos insólitos? ¿Y conoces todos los secretos de la basílica de San Pedro? Por si acaso, aquí tienes seis datos singulares que quizás desconozcas.
- Solo hay un único cuadro en toda la basílica
Desde sus orígenes, el Barroco se basa en tres pilares elementales que se encuentran en la mayoría de basílicas romanas: el color, el movimiento y la ilusión. No obstante, el visitante seguramente pasará por alto este último elemento si no le acompaña algún guía durante las peregrinaciones romanas, ya que es una característica que engaña fácilmente al ojo no entrenado.
Si uno no se detiene ante las escenas que decoran los muros de la basílica, por ejemplo, se imaginará fácilmente que se trata de pinturas, debido a los detalles de las representaciones. Pero en realidad, la basílica solo tiene un cuadro. Todo lo restante está enteramente decorado con mosaicos, cuyo refinamiento y precisión hacen olvidar cualquier detalle fraccionado en las diferentes escenas. Y pensar el tiempo que debió hacer falta para finalizar la decoración de los muros y de la cúpula.
- La basílica de San Pedro debió haber tenido un campanario
Numerosos arquitectos de gran reputación se sucedieron para terminar la construcción de la basílica, que duró más de un siglo. Entre ellos Bernini, también célebre por sus esculturas, como las de la fuente de los Cuatro Ríos que podemos admirar en la plaza Navona, o el sepulcro de Urbano VIII.
Mientras la basílica comenzaba a tomar forma, él recibió el encargo específico de la construcción de dos campanarios. Pero, debido a un error de cálculo, la primera hubo de ser derruida y tuvo que abandonarse el proyecto original, razón por la cual hoy no vemos ninguna torre campanario.
- Para la construcción de la primera basílica hubo que mover montañas… ¡literalmente!
La construcción de la actual basílica de San Pedro fue un encargo del papa Julio II (1503-1513), pero antes ya existía otra, construida por Constantino en el 319.
En aquella época, el emperador recién convertido puso fin a la política de persecución de los cristianos y ordenó construir una basílica que llevaría el nombre del primer papa. El gran circo de Nerón era el emplazamiento ideal para esta empresa, aunque Constantino ordenó que la basílica se construyera allí donde estaba enterrado el cuerpo de san Pedro.
Para ello, hubo que desplazar nada menos que un millón de metros cúbicos de tierra para completar la excavación necesaria para la construcción… y eso con los medios de la época, claro.
- En la basílica cabría fácilmente la catedral de Notre Dame de París
Aviso a los franceses que vean en la célebre catedral de Notre Dame una obra maestra de la arquitectura: en términos de dimensiones, está muy lejos del gigantismo de la basílica de San Pedro, que cuenta con 186 metros de largo y 10.000 metros cuadrados de superficie.
Al entrar en su interior, se ven en el suelo del pasillo central una serie de estrellas que indican cada una un templo católico que la basílica podría albergar. Resulta que el punto de referencia para la catedral de Notre Dame está situado solamente a dos tercios de la basílica. ¡Una sorpresa que ayuda a tomar perspectiva de la talla real del templo!
- La cúpula debería haber formado parte de la fachada
Si tienes ocasión de visitar Roma y dar un paseo por los balcones de la Villa Médici o por la iglesia de Trinità dei Monti, tendrás una vista espectacular de la cúpula, que destaca claramente por encima de los otros monumentos.
Sin embargo, si tomas la famosa avenida Via della Conciliazione que conduce directamente a la basílica, percibirás que a medida que avances la cúpula irá desapareciendo progresivamente detrás de la fachada. En efecto, según el proyecto original, la basílica debía ser construida con forma de cruz griega, pero Carlo Maderno cambió los planes para hacer una cruz latina (con una nave más larga que los transeptos). Así que este último cambio obstaculizó la perspectiva de la cúpula, que en adelante no sería completamente visible más que de lejos.
- Bernini dejó su rosario en una de las columnas del baldaquino
Uno de los tesoros más impresionantes de la basílica es sin duda el baldaquino creado por Bernini. Situado sobre el altar papal y la tumba de san Pedro, se compone de cuatro columnas salomónicas que se elevan hacia la cúpula y sostienen el globo terrestre y la cruz. Sin embargo, si puedes acercarte a la columna posterior izquierda, podrás distinguir el rosario de Bernini colgado del zócalo de la columna. ¡Un legado único cuanto menos!
¿Conocías estos detalles? Si quieres comprobarlos por ti mismo, basta con buscar algunos días de vacaciones para escaparte a tierras romanas y verlos con tus propios ojos; además, ¡seguramente descubras otras curiosidades durante tu viaje!