Un experimento muestra los beneficios de controlar el “instinto sexual”
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Lo que comenzó en 2011 como un experimento en internet se ha convertido en un grupo de apoyo para hombres y mujeres que se animan a vivir ordenadamente su sexualidad y que denuncian la «estafa emocional» que esconde el fomento cultural de la masturbación
Víctor tiene 20 años y en internet se oculta tras un complejo nick, un nombre falso. También Víctor es un seudónimo. Como él mismo reconoce no sin cierta amargura, desde que tenía 13 años se masturba a diario, y desde esa edad no ha pasado más de un mes sin ver pornografía.
No se reconoce cristiano, así que no puede achacar a una presunta «moral religiosa y restrictiva» la ansiedad que le produce no ser capaz de controlar a fondo su sexualidad. «Sé que tengo un grave problema de adicción al PMO [NdR.: Pornografía-Masturbación-Orgasmo]. No puedo estar ni una semana sin el porno de mierda, y hasta cuando me masturbo [él usa otra expresión] me doy lástima».
Sociedad hipersexualizada
A pesar de que ante los demás vive una vida normal, Víctor se ha reconocido a sí mismo que es incapaz de controlarse como quisiera, y de sustraerse a los muchos estímulos que excitan su sexualidad: anuncios de productos corrientes pero con gran carga erótica, vídeos musicales y letras de canciones hipersexualizadas, una moda –femenina y masculina– en la que sobreabunda la sensualidad agresiva, programas de radio juveniles que abordan con frivolidad los asuntos sexuales, o artículos periodísticos presuntamente científicos que promueven la experimentación sexual y la desinhibición en esta materia.
Este bombardeo «está afectando a otros aspectos de mi vida –dice–: falta de concentración y de confianza, poca motivación y energía, problemas para socializar, ver a las mujeres como un objeto (desde la primera vez que tuve relaciones sexuales, a los 17, he tenido relaciones con diez chicas, y con tres mantuve noviazgos, aunque con todas terminé mal)…».
Ser consciente de esta pérdida de libertad le provoca ansiedad, que libera de nuevo con la masturbación, en una espiral tormentosa que le dificulta «ser constante en actividades como la natación, el fútbol, ir al gimnasio…».
Pero como Víctor no se resigna a vivir en un callejón de desesperanza, hace unas semanas se puso en contacto con la vertiente española del movimiento NoFap, una corriente que propone el control sobre la propia sexualidad y el progresivo abandono de la masturbación, y al que se han sumado ya decenas de miles de seguidores por todo el mundo.
La red NoFap nació en 2011 vinculada a la red social Reddit, y toma su nombre de la onomatopeya fap, que internet ha adoptado del cómic para referirse a la masturbación. En junio de aquel año, un internauta compartió en Reddit un artículo científico que explicaba por qué abandonar la masturbación favorecía en los varones el aumento de los niveles de testosterona y mejoraba la concentración, entre otras ventajas.
El artículo motivó a un joven estadounidense, Alexander Rhodes, a iniciar un experimento: estar un mes sin masturbarse «para ver qué pasaba». Rhodes reconocía que «hoy la masturbación no es un tabú, todo lo contrario», y que él ya no pertenece a esa generación que amenazaba con la ceguera o el acné a quienes cayesen en el onanismo, sino más bien a una nueva a la que se le amenaza con la inexperiencia sexual, la incapacidad de encontrar pareja «sexualmente compatible» o con ser un reprimido si no se masturba «cuantas más veces, mejor».
El beneficio es la libertad
Como él mismo dice, Rhodes no se convirtió en «un superhombre» tras concluir su experimento, pero sí descubrió hasta qué punto la masturbación, la pornografía y la necesidad de tener un orgasmo se habían convertido para él en una especie de esclavitud, algo que escapaba a su control.
A través de un diario online fue compartiendo las dificultades de encauzar su sexualidad, y también los beneficios: mirar a las mujeres con limpieza y naturalidad, descubrir «trampas sexuales» para incitarle a consumir, mejorar su autoestima, tener más concentración y energía, descansar mejor por no robarse horas de sueño…
Aconfesional, gratuita, anónima
Otros internautas se sumaron al NoFap Challenge (Reto NoFap) iniciado por Rhodes. Cada uno se fijaba sus metas: un mes, una semana, 15 días…
Cuando comprobó que su problema de adicción, su preocupación por la falta de libertad y, sobre todo, los beneficios de su decisión, eran compartidos por miles de personas –hombres y mujeres, jóvenes y adultos–, Rhodes, que ha terminado por licenciarse en Biología en la Universidad de Pittsburg, decidió crear la web nofap.com, en la que de forma «aconfesional, gratuita, anónima y en grupo» da pautas para ayudar a los que se han dejado arrastrar por lo que algunos usuarios definen como la «estafa emocional de quienes promueven la masturbación y nos dejan esclavos de nosotros mismos».
Miles de visitas en Youtube
A Rhodes se le han ido sumando jóvenes profesionales (biólogos, médicos, psicólogos…) que han experimentado en su vida esta esclavitud y quieren, desde distintos enfoques, ayudar a otros a salir de ella.
Entre estos está Mark Queppet, un programador informático y experto en coaching empresarial y personal, que ayuda a los usuarios con pautas y consejos que siguen con criterios científicos algunas de las técnicas más exitosas para dejar de fumar.
Además, Queppet también aborda el problema desde la vertiente espiritual –avisándolo previamente–, no para formarse en una doctrina sino para pedir la gracia de Dios como apoyo imprescindible para alcanzar la fuerza de voluntad necesaria.
Hoy, sus vídeos en Youtube –que están en inglés, pero pueden verse subtitulados al castellano– tienen de promedio más de 30.000 visitas cada uno, y no deja de crecer el número de fapstronautas, como se definen ellos, que comparten sus experiencias de angustia, piden ayuda, reconocen sus recaídas, muestran sus éxitos, se animan mutuamente y crean nuevos hilos y conversaciones de Reddit en varios idiomas, como el español, donde recaló Víctor.
Porque, como él, en pleno siglo XXI hay quien ha dejado de tragarse el cuento de que la masturbación es liberadora, y piden, por favor, «ayuda para cambiar de vida», y ser, como los miles que ya han dejado de masturbarse, «más libres y felices».