El gancho de Trump disparó el tipo de cambio peso-dólar
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Todavía no toma posesión de su cargo Donald Trump como presidente número 45 de los Estados Unidos, y ya ha propinado un par de ganchos al hígado a su “bestia negra” que es el vecino del sur: México.
El primero fue el anuncio de que estaba buscando recursos para construir el muro con México y quisiera construir otro con Canadá (incluso el gobernador de Massachusetts se ofreció a mandar presos para construir el de México).
El segundo, más duro, fue lograr que la planta armadora de Ford que se iba a instalar en San Luis Potosí (en el centro geográfico del país), se echara para atrás y regresara a Estados Unidos.
El golpe fue teledirigido y disparó el tipo de cambio peso-dólar por encima de los 21 pesos por cada billete verde, lo cual marca un techo histórico en esta relación que tanto influye en el ánimo y en la economía de los mexicanos, pues Estados Unidos es el socio comercial número uno de México.
El anuncio fue dado a conocer el pasado martes. Ford lleva 91 años produciendo autos en México. Pero el proyecto de 1,600 millones de dólares que tenía comprometido en San Luis Potosí, se lo va a llevar a territorio estadounidense, creando así empleos (cerca de 700 empleos directos). A la mañana siguiente, en su cuenta de Twitter, el presidente electo escribió:
“Gracias a Ford por cancelar su nueva planta en México y crear 700 nuevos empleos en Estados Unidos. Esto es solo el principio. Seguirá mucho más”. Anteriormente, había felicitado a la empresa de aires acondicionados Carrier por no invertir en México y crear empleos en una fábrica nueva en Indiana.
Rounds de sombra
El anuncio de Ford se dio pocas horas más tarde que el propio Trump, vía Twitter, amenazar a otra armadora gigantesca, como lo es General Motors, con que tendría que pagar “grandes impuestos fronterizos” si continuaba fabricando partes de sus automóviles en México.
La guerra particular de Trump ha comenzado. Y México ha visto, en pocas horas, tambalear su economía. El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, en un acto que los analistas consideran lógico aunque desesperado, nombró ayer al doctor Luis Videgaray como nuevo secretario de Relaciones Exteriores.
Videgaray fue el orquestador de la visita de Donald Trump a México durante su campaña presidencial, lo cual acarreó muchas críticas al presidente Peña y lo sumió en los más bajos niveles de aceptación popular de su mandato, mismos que no ha podido revertir hasta ahora.
Y menos aún cuando el año en México comenzó con un alza en los precios de las gasolinas que ha provocado cierres de carreteras, de gasolineras y saqueos de tiendas de autoservicio en varios estados del país.
Sea como fuere, Trump está decidido a vapulear a México en el terreno económico. Y, en los rounds de sombra ya le propinó dos buenos mandobles. La pregunta que está en el aire es: ¿qué será cuando comience –el próximo 20 de enero—el combate formal?