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Una gruta ubicada al este de la Iglesia de la Natividad, en Belén, es conocida como “la Gruta de la Leche”. La tradición narra que, durante la huida a Egipto, la Sagrada Familia se detuvo aquí. Mientras la Virgen amamantaba al niño Dios, una gota de leche cayó al suelo, y la roca sobre la que cayó se blanqueó por completo inmediatamente.
Hasta el sol de hoy, la roca blanca se mantiene allí, y las parejas que la visitan con miras a solucionar sus problemas de fertilidad se llevan una pequeña bolsa que contiene arenilla blanca de la gruta, conocida como “polvo de leche”.
En los últimos doce años, de acuerdo a testimonios de los frailes franciscanos que cuidan tanto la gruta como la basílica de la Natividad, han recibido más de cuatro mil cartas de padres agradecidos que han logrado tener hijos después de visitar el lugar.
De hecho, hasta la fecha, la Gruta de la Leche de Belén es visitada por parejas, tanto cristianas como musulmanas, que piden la intercesión de la Virgen, tanto para poder tener hijos como para poder asegurarse una sana crianza.
La devoción se esparció en Europa, especialmente después de que los Cruzados volvieron de Tierra Santa, bajo la figura de una advocación mariana llamada entonces “Nuestra Señora de la Leche”.
Para conocer más no sólo sobre este excepcional destino, sino también sobre esta devoción, haz clic en esta postal: te llevará a un tour de la Basílica de la Natividad que hemos preparado con especial atención.