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De niño cantaba para conseguir helados, hoy es sacerdote y músico

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P. Edward Gilbert - publicado el 12/11/16
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¿Recuerdas alguna anécdota, de cuando eras niño, relacionada a la música?


Sí, cuando era niño, para conseguir que me llevaran a comer helado o a la feria tenía que cantar las canciones de Pedrito Fernández… “la mochila azul” y todo ese repertorio. Reunían a mis tíos y era todo un espectáculo.

¿Cuál fue tu primer instrumento musical?


La voz… y sigue siendo el único.

¿Quién te enseño a rezar?


Mi madre me enseñó a rezar, siempre fui muy asustadizo y la obscuridad para mí era tremenda… me enseñó a rezar para tranquilizarme y entender que Dios me protegía siempre.

¿Qué sentiste el día de tu ordenación sacerdotal?


El momento más emocionante fue cuando me postré en el suelo para el canto de las Letanías. Recuerdo que fue el único momento en que dejé salir algunas lágrimas. Es muy difícil de explicar… es como si un momento pudiera resumir y dar sentido a tu pasado, iluminar tu presente y cargar de esperanza toda tu realidad. Por lo que había luchado tanto acabó entregándose como un regalo.

¿Cómo haces para combinar el sacerdocio con la música?


Al principio formaba parte de mi quehacer pastoral, ayudar a adecentar el sonido de los coros. Porque me resulta tremendamente desalentador y desmotivante un coro que cante mal. Después descubrí el talento de los chicos de Kaivós y entendí que era importante dar un paso más asumiendo el camino de la producción musical. Ahora es necesario negociar tiempos, priorizar el ministerio, mis obligaciones y definitivamente enriquecer mi ministerio con el servicio musical, que forma parte de la labor evangelizadora de la Iglesia.

¿Algo gracioso que te haya pasado cantando?


Algo que pasa siempre: Al subir al escenario me tiembla la rodilla derecha y los primeros cinco minutos los paso tratando de controlar el temblor y llevar el hilo de la canción.

 

¿El que canta ora dos veces?


Bueno la cita en latín dice “el que canta BIEN ora dos veces”.  Me parece simpático cómo en las indicaciones para cantar el Pregón Pascual, en el ritual de Semana Santa dice: si no puede cantarse con dignidad, “léase”. El canto en la Iglesia siempre ha requerido especialización, delicadeza, trabajo… hacerlo bien ayuda mucho a entrar en la paz que requiere un momento de oración, ayuda a elevar los corazones a Dios y adaptando los tonos, se pueden lograr auténticas experiencias espirituales comunitarias.

¿Algún consejo para alguien que quiera hacer música?


Lo primero es formarse, la sola inspiración no basta. Si puede ser en escuela de música mucho mejor. En mi parroquia comenzaron a cambiar las cosas cuando el músico (autodidacta) comenzó a estudiar. Donde no se tengan esas posibilidades es importante una actitud de buscar formas de mejorar y nunca conformarse con lo que hay, siempre se puede hacer mejor.  


Si se ELIGE el camino de grabar un CD pues buscarse un buen productor y no engañarse: se necesita dinero. Un buen productor respeta la idea original y sólo busca poder plasmarla, hacerla musicalmente posible. Es un trabajo técnico y a la vez artesanal. Una rigidez de método puede acabar haciendo irreconocible la canción para el que la compuso. El camino que suelo seguir en resumen: a) Letra: pulir el tema de la canción (que las ideas no estén muy dispersas); b) Enviarla al arreglista y revisar juntos el arreglo musical, que el tono, la melodía y el tiempo funcionen para el intérprete; c) Hacer el Demo que da una idea de cómo va a quedar la canción; d) Iniciar las sesiones de grabación en vivo de los instrumentos y de la voz, para grabar a voz un coach es siempre un acierto, ademas de mucho ensayo; e) Editar y Mezclar; d) Revisar la mezcla, hacer las correcciones si son necesarias; e) hacer el Master. El productor suele tener una idea muy clara en cuanto a presupuestos y esquemas de trabajo. Como recomendación mejor hacer una canción bien producida que 10 de baja calidad. Nos ayudará a eliminar el estigma de que las producciones católicas son malas.

 

Estás presentando tu primer EP con canciones inéditas ¿Cómo fue la experiencia de grabación?  ¿Que te gustaría que aportase este disco a la vida de las personas?

Acostumbrado a estar en los controles, escuchando, editando, creando…estar frente al micrófono fue intimidante. El primer día no funcioné. Recordé la presión a la que someto  a los cantantes en la búsqueda de buenas tomas y… prometo tratarlos mejor de ahora en adelante. Aprendí que la calidad de una grabación no está en la precisión técnica, casi milimétrica, sino en la emoción que se logre proyectar y capturar. Y la profesionalidad del crew tiene mucho que ver con eso.

Me gustaría que el disco pueda ponerle voz a las emociones de quien lo escuche… más que para callarlos, para moverlos a amplificarla.

Por Jonatan Narvaez

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