Para entrar en este restaurante es necesario un requisito: ir solo
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Nuestro mundo contemporáneo se caracteriza, entre otras cosas, por el individualismo exacerbado, la independencia y una extraña soledad. Extraña porque, por otro lado, a la gente le gusta estar conectado, sin terminar ni de relacionarse con los demás, ni de experimentar la soledad contemplativa que invita a la reflexión.
Es como si se tratara de un híbrido social que no permite a la persona ni socializarse profundamente ni conectar con su propio ser y, por ende, con lo sobrenatural.
En este contexto, nace este modelo de restaurante para solitarios. Un lugar en el que ni siquiera se ve al camarero. Pequeñas cabinas en donde la persona rellena un papel, aprieta un botón y recibe la comida, casi como si de un cajero automático se tratara.
Una cadena japonesa llamada Ichirán, que ha abierto su primera franquicia en Estados Unidos.
Una interesante reflexión alrededor de la soledad extrema en medio del trajín multitudinario de las grandes ciudades.