Durante el Angelus en el último día del viaje internacional del Pontífice a Suecia en ocasión de la conmemoración mixta de la ReformaEl papa Francisco se despidió de Suecia y de la pequeña comunidad católica (1% de la población) con la oración mariana del Angelus este martes 1 de noviembre en el Estadio Swedbank, antes de dirigirse a la ceremonia oficial de despedida en el Aeropuerto Internacional de Malmö.
“Doy gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de venir a esta tierra y encontrarme con ustedes, muchos de los cuales provienen de diversas partes del mundo”, dijo en ocasión de su 17º viaje internacional para la conmemoración común luterana-católica del 500 aniversario de la Reforma en el país europeo del norte y de mayoría protestante desde el edicto hecho por el rey sueco Gustavo I en el siglo XVI.
“Como católicos formamos parte de una gran familia, sostenida por una misma comunión. Los animo a vivir su fe en la oración, en los sacramentos y en el servicio generoso ante quien tiene necesidad y sufre”, expresó el Papa ante los fieles católicos en Suecia, país que hasta el siglo XIX no permitía otros cultos (la Iglesia Sueca reformada era hasta el año 2000 religión de Estado).
El Pontífice instó a la minoría católica a “ser sal y luz en medio de las circunstancias que les toca vivir, con su modo de ser y actuar, al estilo de Jesús, y con gran respeto y solidaridad con los hermanos y hermanas de las otras Iglesias y comunidades cristianas y con todas las personas de buena voluntad”.
En Suecia, como en otros países de Escandinavia, la comunidad católica es una minoría y alimentada por la agregación de la presencia de familias emigrantes. La comunidad extranjera más numerosa es la polaca, seguida por los croatas y los hispanos (especialmente chilenos y mexicanos).
Al final de la misa en el Estadio Swedbank de Malmö, el obispo católico de Stockholm, Anders Arborelius, OCD, dirigió un saludo al papa Francisco. “Gracias Santo Padre por habernos mostrado que Dios está cerca de nosotros, especialmente de los refugiados y de los más pobres. Gracias por habernos hecho recordar el modelo de Jesús de la mansedumbre y de la revolución de la ternura”.
Antes de la bendición final, el Papa guió la oración mariana del Angelus.
Las palabras del Papa antes del Angelus
Al terminar esta celebración, deseo agradecer a Mons. Anders Arborelius, Obispo de Estocolmo, sus amables palabras, así como el esfuerzo de las Autoridades y todos los que han participado en la preparación y desarrollo de esta visita.
Saludo cordialmente al Presidente y al Secretario General de la Federación Luterana Mundial, y al Arzobispo de la Iglesia de Suecia. Saludo a los miembros de las delegaciones ecuménicas y del Cuerpo Diplomático presentes para esta ocasión; y a todos los que han deseado unirse a nosotros en esta celebración Eucarística.
Doy gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de venir a esta tierra y encontrarme con ustedes, muchos de los cuales provienen de diversas partes del mundo.
Como católicos formamos parte de una gran familia, sostenida por una misma comunión. Los animo a vivir su fe en la oración, en los Sacramentos y en el servicio generoso ante quien tiene necesidad y sufre.
Los aliento a ser sal y luz en medio de las circunstancias que les toca vivir, con su modo de ser y actuar, al estilo de Jesús, y con gran respeto y solidaridad con los hermanos y hermanas de las otras iglesias y comunidades cristianas y con todas las personas de buena voluntad.
En nuestra vida no estamos solos, tenemos siempre el auxilio y la compañía de la Virgen María, que se nos presenta hoy como la primera entre los Santos, la primera discípula del Señor.
Nos abandonamos a su protección y le presentamos nuestras penas y alegrías, nuestros temores y anhelos. Todo lo ponemos bajo su amparo, con la seguridad de que nos mira y nos cuida con amor de madre.
Queridos hermanos, les pido que no olviden rezar por mí. Yo los tengo también muy presentes en mi oración. Y ahora saludemos juntos a la Virgen con la oración del Angelus.