No hay poder más grande que el del amor. Un bebé que nace muerto resucita en los brazos amorosos, tristes y desconsolados de su mamá, que ante todo y sin perder la fe, ama a su pequeño.
No mucho más para decir, las imágenes lo dicen todo..
© Corinne MERCIER / CIRIC
Aleteia Team - publicado el 08/10/16
No hay poder más grande que el del amor. Un bebé que nace muerto resucita en los brazos amorosos, tristes y desconsolados de su mamá, que ante todo y sin perder la fe, ama a su pequeño.
No mucho más para decir, las imágenes lo dicen todo..
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