Ave Verum Corpus
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“Un hombre presa de una cólera muy violenta sobrepasa cualquier norma, medida y límite, no es dueño de sí mismo y entonces la música ya no está en él. Pero […] las pasiones, violentas o no, no deben expresarse nunca al punto de suscitar disgusto, y la música, incluso en la situación más terrible, no debe nunca ofender al oído, sino más bien deleitarlo y permanecer siempre música”.
(Wolfgang Amadeus Mozart, carta del 26 settembre 1781)
Mozart es todavía hoy sinónimo de genio absoluto. Compuso su primera obra con sólo cinco años, protagonista de una vida intensa, con una personalidad excéntrica y atormentada, fue envidiado por muchos en el ambiente musical pero también disputado desde pequeño por la nobleza europea.
Se cuenta que en su estadía en Roma, escuchó en la Capilla Sixtina, el Miserere de Gregorio Allegri, y lo reescribió de cero.
Sus composiciones abarcan la música sacra, el oratorio, la sinfonía, el concierto para instrumento solista y orquesta, la música de cámara y la sonata para piano. Sus obras: Las bodas de Fígaro, Don Juan, La flauta mágica tuvieron un gran éxito, y a pesar de su genialidad y su gran prestigio, Mozart se encontraba a menudo en condiciones económicas precarias, además, desde la infancia, sufría de una delicada salud.
Su muerte dejó incompleto el bello Requiem, encargado según la historia, por un hombre misterioso, así como misteriosa fue la causa de su muerte con sólo 35 años.
La obra Ave verum corpus, es una de las composiciones más célebres, nacida con ocasión de la solemnidad del Corpus Domini, y es considerada uno de los momentos más altos del genio de Mozart.
Por Costanza D’Ardia