Esta más que inusual imagen de la Virgen con el Niño cuenta la historia de san Pedro de Verona
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La Capilla Portinari guarda los restos de san Pedro de Verona, quizá mejor conocido como san Pedro Mártir: el protomártir de la Orden de Predicadores (esto es, de la Orden Dominica), que muriese asesinado en el bosque de Barlassina el sábado de Pascua de 1252, y que hubiese sido uno de los grandes protagonistas de la llamada “Cruzada Albigense”, contra la herejía cátara del siglo XIII.
Una de las muchas que recogen los encuentros de Pedro de Verona y los cátaros es precisamente el que esta imagen de la Virgen con el Niño, ambos con cuernos, procura contar.
Pedro estaba determinado a traer de vuelta al catolicismo a un eminente hombre que se había convertido al catarismo después de haber tenido una visión de la Virgen con el Niño en una reunión de oración en un grupo de albigenses.
San Pedro le acompañó a la siguiente reunión del mismo grupo, y la aparición de la Virgen se repitió.
Pero Pedro, gracias a la integridad de su fe (a diferencia de la de los albigenses, repleta de doctrinas maniqueístas) pudo ver además que ambas figuras (tanto la de la Virgen como la del Niño Jesús) tenían cuernos.
San Pedro tomó en sus manos una hostia consagrada y, dirigiéndose a la aparición, le increpó: “si eres la Madre de Dios, adora aquí a tu hijo”. El demonio huyó y los cátaros reunidos en el grupo volvieron a la fe católica.
Como explica el post original en Atlas Obscura, el fresco fue pintado por Vincenzo Foppa, en la Capilla Portinari, dentro de la basílica de San Eustorgio, en Milán. Un ejemplo excepcional de la arquitectura renacentista italiana.