En 71 años la ONU nunca ha dedicado una cumbre a los refugiados y a la problemática política y legal que conlleva la crisis humanitaria más grave desde la Segunda Guerra Mundial. Los líderes mundiales han prometido más apoyo para los refugiados y los migrantes, pero no han firmado ningún compromiso concreto. ¿Es suficiente?
La cumbre que se está celebrando en Nueva York ya es, de por sí, una buena noticia, pero el documento que saldrá de esta cumbre es un papel mojado, un documento que no es vinculante y que ofrece cuestiones legales que ya están refrendadas en las legislaciones nacionales.
El documento no dirá nada sobre el reasentamiento cada año de un 10% de los refugiados o el compromiso explícito para no detener a menores de edad, medidas que se encontraban en las propuestas iniciales.
Mientras los dirigentes políticos siguen negociando los migrantes y refugiados continúan muriendo en el Mediterráneo.
Organizaciones de Iglesia muy sensibles con estos temas como Caritas, CONFER, Justicia y Paz o el Servicio Jesuita a Refugiados ya habían pedido que “las deliberaciones de la citada cumbre se traduzcan en acuerdos efectivos, que velen por un reconocimiento, acogida, trato y protección lo más dignos posibles en favor de los emigrantes y refugiados”.
Pedían que se cumplan los tratados internacionales o se tenga en cuenta las devoluciones sumarias en las fronteras ocurridas en España: “nos adheríamos a la denuncia contra cualquier actuación en que no se tengan en cuenta los derechos humanos”. Y pedíamos que se cumplieran los tratados internacionales y se verificara “al menos, si las personas pudieran ser acreedoras del asilo político, ser víctimas de la ´trata´ o necesitadas de asistencia sanitaria urgente”.
Desde Human Right Watch o Oxfam Internacional destacan que la cumbre se queda corta y la califican como “una oportunidad perdida”.
Estiman que mientras los Gobiernos no muestren un compromiso político firme para hacer frente a las causas de las guerras y la violencia, los desplazamientos forzados seguirán creciendo.
Winnie Byanyima, de Oxfam Internacional, explica al diario El País: “Necesitamos ver a los países acogiendo a más refugiados y ofreciéndoles trabajo y educación”.
“Muchos Gobiernos temen ver está cuestión influyendo en sus agendas políticas pero deben cumplir sus obligaciones bajo la legislación internacional y demostrar empatía hacia los más vulnerables”, indica.
La Cumbre sobre refugiados de la ONU terminará con un documento de buenas intenciones sin ninguna consecuencia real. Intentan reforzar la respuesta a la crisis y hacerla más justa, pero no ofrecen ninguna medida ni solución.
Las medidas se dejan para otra serie de reuniones en el año 2018. Lo que ocurre es que los refugiados y migrantes no pueden esperar.
Hoy celebramos a...