Tiene una escuela de boxeo, pero la verdadera pelea que le enseña a sus alumnos es contra la adversidad Le dicen “El Destructor”, apodo que de por sí podría infundir cierto temor. Sin embargo, actualmente su misión pasa más por ser un “constructor de vidas”. Afamado boxeador ecuatoriano hace unos años, Jacson Preciado, hoy retirado, pasa sus días en la Isla Trinitaria enseñando su oficio preferido, precisamente en uno de los lugares más marginados de Guayaquil (Ecuador) donde abundan los ecuatorianos afrodescendientes.
“Vivir en La Trinitaria es como vivir en un pueblo de valientes. Ahí uno ve la droga, la delincuencia (…) Yo trato de que los niños no lleguen a esto. Mi sueño es tener un muchacho mío en unas Olimpíadas o peleando un día en Las Vegas”, expresó Preciado en diálogo con BBC Mundo.
Precisamente, la situación social de la Isla Trinitaria es bastante compleja. En 2015 trascendió el desalojo de más de 40 viviendas a manos de más de 200 policías que ingresaron a la cooperativa Mélida Toral.
Pero su trabajo con los adolescentes ha tenido sus buenos resultados. Recientemente sus representados salieron victoriosos en los Juegos Nacionales para Menores. Incluso, esto, lo del desalojo, sumado a la historia de vida de este boxeador y su trabajo con los jóvenes, inspiró al cineasta ecuatoriano Ernesto Yitux a filmar “Siguiente Round”, un documental que muestra al mundo lo que hace el “Destructor”.
“La Isla Trinitaria y, sobre todo, cooperativas como Mélida Toral, son barrios sumamente hostiles, con muchas necesidades. No dejarse vencer por ese ambiente es algo de rescatar”, opina Yitux a BBC Mundo.
La casa de Preciado no fue destruida, pero a partir de ese momento sintió conmoción por los que sí tuvieron que atravesar esa situación.
“Yo lloré mucho porque vi a los niños cómo gritaban, lloraban”, le contó el boxeador a BBC Mundo.
“Como me ve, yo vivo en la tierra, en casa de caña, pero no pido nada para mí, yo solo pido ayuda para mis niños“, agregó.
Actualmente, Preciado es un referente en su barrio. Con su escuela lo único que está haciendo es lograr que muchos adolescentes y jóvenes que no están haciendo nada o puedan inclinarse por las drogas puedan a través del deporte, en este caso el boxeo, empezar a cambiar la visión de la vida.
Esto mismo es reconocido por sus “pupilos”. Incluso, cuando habla con los padres insiste en que no sean maltratados “ni en el ring, ni en sus casas”.
“Cuando yo los veo desorientados les digo que nunca van a estar mejor que en su propia casa, tienen un techo, tienen comida, porque yo viví en la calle (…) Yo tengo que contarles a ellos para que no vayan a pasar lo que yo pasé, porque la calle es triste”, concluye.
Así transcurre la vida de Jacson, de “destructor” en el ring a “constructor” en la vida.