Allen usa la comedia como el género perfecto para mostrar las contradicciones de un Estado dictatorial
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Sleeper es un homenaje de Woody Allen a lo mejor de la comedia física (slapstick) de la época del cine silente. Laurel and Hardy, los hermanos Marx, Charlie Chaplin, Buster Keaton o Harold Lloyd son algunos de los nombres que vienen a la mente cuando vemos al actor y director norteamericano enfrascado en rutinas efectivas que garantizan una buena dosis de risa a cualquier espectador.
El tema es el de una sociedad distópica del año 2173 que adora a un líder supremo y en cuyo contexto aparece una cápsula con el cuerpo vivo de Miles Monroe (Woody Allen), un clarinetista de Manhattan que trabajaba en una tienda naturista y quien había sido congelado en 1973. Al ser el único ciudadano sin un chip de identificación, los rebeldes lo descongelan y deciden usarlo para infiltrar al enemigo y lograr derrumbar la tiranía.
En el camino conoce a Luna quien se convierte en involuntaria partícipe y luego en entusiasta enamorada de esta travesía cuyos obstáculos son oportunidad propicia para el subgénero de la comedia del que estamos hablando.
Mencionaré dos escenas como muestra del genio de Allen en las situaciones que requieren de comedia física: La primera es la secuencia en la que Allen, disfrazado de mayordomo electrónico, empieza a pasar una bola de metal que induce en quien la sostiene un estado semejante al de los efectos del LSD. La otra es la secuencia en la que Monroe debe escapar de la policía y decide esconderse en el Orgasmatron, una máquina que produce placer sexual sin necesidad de contacto físico. Cualquiera de ellas por sí sola hacen que ver esta película merezca la pena.
El guion de Sleeper (1973) es el primero de una lista de cinco películas escritas por Allen junto al escritor norteamericano Marshall Brickman (Annie Hall, 1977; Manhattan, 1979; Manhattan Murder Mystery, 1993). Otra colaboración importante sería la de Diane Keaton en el rol protagónico con quien Allen había tenido una relación el año anterior.
Sleeper es una película que predica una filosofía antitotalitaria. Allen usa la comedia como el género perfecto para mostrar las contradicciones de un Estado dictatorial. Un buen ejemplo es el plan Aries que consiste en usar la nariz del líder, único pedazo que se encontró de él después de que los rebeldes lograran plantar una bomba debajo de su casa, para clonarlo haciendo uso de la información genética guardada en su nariz y así poder regresar a la “normalidad”.
No sé si sea o no su mejor película, pero sí puedo decir que es el filme de Allen que más me ha hecho reir hasta el punto de tener que pausar la cinta para descansar los músculos del abdomen. Y es que el uso que hace Allen del slapstick es tan eficiente como podía esperarse de un director de la su talla.