Esperar no te va a matar, sino que va a acrecentar tu amor
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Pensé en varios títulos para este post, como “Yo no tomo pastillas. Aunque usted no lo crea”, “Sí estoy casada, y no, no tengo un cinturón de abstinencia”, pero al final, optamos por hablar desde los que hemos vivido: Llevamos un año y 4 meses como esposos y les podemos decir con toda seguridad que la Planificación Familiar Natural (PFN) es genial y sí funciona.
Antes de casarnos, escuchamos todo tipo de opiniones sobre el tema:
“No es fiable” (Mito. Su eficacia teórica es de 98.7-99.5% y su tasa de uso típico es 83-97%. El método es tan eficaz como los anticonceptivos hormonales -DIU, la píldora, etc.- y mejor que los métodos anticonceptivos de barrera -como los profilácticos. Según la Organización Mundial de la Salud los métodos de PFN tienen una eficacia del 95-99%)
“No van a poder con la luna de miel y los primeros meses” (Al vivir un noviazgo en castidad, aprendimos desde mucho antes a ser dueños de nosotros mismos y esperar unos días no era para nosotros misión imposible, sino un honor el poder cuidar y amar al otro).
“Solo las mujeres con ciclos regulares pueden practicarla“ (Mi ciclo no es el más regular del mundo y la PFN ayuda a las mujeres con ciclos irregulares a conocer mejor su cuerpo y monitorear más efectivamente su salud sexual y reproductiva).
“Su esposo se va a cansar de esperarla” (¿Si una persona no puede esperar conmigo un par de días, entonces de qué le vale decir que me amará todos los días de la vida?)
“Es una irresponsabilidad que no planifiquen de manera seria” (Bueno, personalmente creo que dejarle a una pastilla o a un látex una decisión tan trascendental, no podría considerarse como lo más responsable que digamos. Tomando en cuenta que lo más efectivo para espaciar un embarazo es la abstinencia).
Aunque fueron muchas las preguntas que surgieron en nuestro corazón, nuestros padrinos de matrimonio fueron en ese momento una voz de consuelo, apoyo y esperanza, motivándonos a investigar:
“Dios es sabio, y si nos pide algo, también nos dará la gracia para lograrlo”
Más de veinticinco años de matrimonio, tres hijos cada uno con su tiempo y decisión, toda una vida de planificación familiar natural y servicio a Dios. Creo que estaban más que cualificados para hablarnos del tema.
Como mujer estoy 100% a favor de la PFN ya sea porque una pareja quiera tener 10 niños o porque estén tratando de espaciar el tiempo de llegada de los mismos debido a alguna causa de peso, es decir, por problemas de salud física o mental, o inclusive por alguna grave dificultad socioeconómica.
Realmente me desconcierta que muchas mujeres no estén aprendiendo sobre este tema. En lugar de descubrir la belleza y magia de nuestros cuerpos (cuándo somos más fértiles, cuándo no, por qué nuestros cambios de humor, por qué el incómodo Síndrome Pre Menstrual, etc.) la mayoría de “clases de educación sexual” y casi la totalidad de obstetras y ginecólogos se limitan a sugerir la toma de un fármaco para neutralizar la fertilidad femenina. “Un machismo solapado” leí por ahí… Y es una frase que aún sigo meditando.
Además del hecho biológico de que la práctica de la PFN es totalmente libre de químicos (mientras que seamos sinceros, muchos de los otros métodos tienen una fuerte relación con los carcinógenos del Grupo 1, y están implicados en derrames cerebrales, coágulos de sangre, y un aumento en el riesgo de cáncer de mama), optar por la PFN me ayudó a entender mi cuerpo como mujer (que yo decía conocer, pero después me di cuenta de que no era así), y ha fortalecido en Didier y en mí nuestro amor, entrega y aprecio por todo lo que la otra persona es (sobre todo en mis tiempos locos del mes).
¿Mencioné además lo increíblemente agradecida y enamorada que estoy de mi esposo por cuidarme, respetarme y esperarme?
Asistimos a nuestra primera reunión de PFN (aprendiendo el modelo Creighton) siete meses antes de la boda.
Una pareja de amigos nos acompañó y al salir de esa primera cita estábamos completamente fascinados. Como si un mundo nuevo se hubiera abierto ante nuestros ojos.
Aprendí más cosas de mi cuerpo de lo que nunca antes había aprendido en más de 20 años. La PFN es más que solo el ritmo o fijar fechas (como muchos erróneamente creen): es todo un modelo de autoconocimiento, afectividad, sexualidad y entrega responsable.
Además no sabía que una mujer podría detectar si estaba ovulando, si se encontraba en su periodo de infertilidad, si sufría del síndrome de ovario poliquístico, si tenía altos o bajos niveles de estrógeno y progesterona, si padecía de endometriosis y muchas cosas más que difícilmente aprendería de no ser por la PFN, aplicando simplemente una sana atención a las señales (bioindicadores) del cuerpo.
Una gran cantidad de mujeres que pensaban eran estériles, se dieron cuenta al trazar su ciclo correctamente de que no era sí, en realidad no había nada malo con sus cuerpos, tan solo no sabían cuál era el momento indicado ni aprovechaban la ventana de fertilidad para concebir un hijo.
No sabía que en los días fértiles el cuerpo de la mujer produce un tipo distinto de moco cervical (bioindicador) que bajo el microscopio actúa como pequeños canales que permiten a los espermatozoides cruzar con rapidez y agilidad para fertilizar el óvulo.
Mientras que en los días “secos”, donde hay poco o ningún moco, bajo el microscopio se ve como una pared de ladrillo, enviando a los espermatozoides una señal clara de “prohibido el paso”.
Salimos de esas clases cada vez más sorprendidos y maravillados de cómo Dios había creado nuestros cuerpos de manera tan perfecta y complementaria.
Y aunque muchos podrán pensar que es repugnante hablar de “moco cervical“, “bioindicadores” y otros detalles, nosotros estábamos alabando a Dios por su infinita sabiduría en la creación del cuerpo del hombre y de la mujer.
Me parecía extraño cómo algunos hombres estaban dispuestos a tener relaciones sexuales con una mujer pero veían incómodo hablar de los fluidos, mucosidad y misterio de su esposa.
Para mí, todo ello exaltaba la belleza del cuerpo humano y la grandeza del verdadero amor, que va más allá de usar al otro solo por el mero placer, sino que se goza en contemplar lo hermosamente creado por Dios en su corazón, alma, mente y cuerpo.
¿Cómo se puede realmente amar a una persona si no lo amas todo de ella?
Después de eso, las cosas entre Didier y yo cambiaron mucho. Descubrimos una nueva dimensión de la intimidad, la complicidad, el compañerismo, la ternura, la lealtad y la entrega.
Por supuesto, su parte favorita es poner los stickers de colores en la gráfica (¡Hombres…!), pero también le encanta saber exactamente los días en que ser extra agradable y extra cariñoso conmigo nos hace bien a los dos (y me trae chocolates).
Algo en lo que siento que la ideología anticonceptiva nos queda debiendo, es que pareciera verse la fertilidad de la mujer como un “problema” para la pareja.
Como si solo se quisiera que ella esté disponible 24/7 sin importar si está lista o no.
Cuando fuimos juntos a nuestra primera cita al ginecólogo (que es también médico en Naprotecnología) nuestro doctor nos compartió las muchas veces que llegaban a su oficina mujeres que deseaban usar la PFN pero su pareja no se lo permitía.
En su afán de evitar un embarazo, huían de llevar sobre sí mismos la noble y honorable tarea de cuidar de su mujer.
Sentía como si la llamada “liberación femenina” hubiera sido en realidad una subordinación de la mujer, a la que habíamos llevado hasta el rol de objeto que pusiera en riesgo su salud tomando una bomba de químicos y de esa forma estuviera disponible a merced de los deseos de otros.
“Lo contrario del amor no es el odio, sino el uso”
San Juan Pablo II
Conozco personalmente a parejas que usan la anticoncepción, pero quiero aclarar que no deseo que ninguno se sienta ofendido u aludido por este post. Tan solo anhelamos compartir nuestra experiencia y exponer algunos (de los muchos) datos importantísimos que pueda que no sepas:
- No queremos que nadie ignore los graves y comprobados efectos secundarios de la píldora, como que su uso interfiere con el sistema inmune de la mujer, haciéndola más proclive a contraer enfermedades de transmisión sexual, entre innumerables otros efectos colaterales, como el aumento de probabilidades de que contraiga cáncer de mama, cáncer de cérvix, cáncer de hígado y coágulos sanguíneos potencialmente fatales.
- Que la PFN es mucho más efectiva y beneficiosa que el condón o las pastillas.
- Para los que apostamos por un amor para siempre creemos que es importante que conozcas las estadísticas sobre las parejas que utilizan la PFN y que se ha descubierto que tienen una tasa de divorcio de menos del 2% (en comparación con el doloroso 50% de la población que utiliza anticonceptivos).
- Y para los matrimonios que desean vivir aún más plenamente su fe, puede que desconozcan cómo la relación anticonceptiva afecta la vida espiritual de la pareja (yendo en contra de los votos matrimoniales y de la capacidad para amar al otro libre, total, fiel y fructíferamente, ya que se corre el grave riesgo de ver al cónyuge como un medio y no como un fin en sí mismo).
Y a veces pienso que si las personas comprendieran:
- La belleza, unidad, bondad y verdad de cómo Dios diseñó nuestros cuerpos.
- La sexualidad como un regalo de Dios para el matrimonio.
- La dicha y gozo de entregarse y recibir al cónyugue como un tesoro del Cielo para cuidar y amar.
Nunca, nunca, nunca utilizarían un método anticonceptivo.
Creo que ya sea que una pareja esté empleando la PFN para tener muchos hijos o para espaciar los embarazos, es maravilloso tener el conocimiento de lo que está pasando verdaderamente en el cuerpo de la mujer y cómo el hombre puede ser un gran complemento y apoyo en ello.
Para mí, en lo personal, es extraordinario saber que cuento con un esposo que ama todo de mí y que está dispuesto a sacrificar y ofrecer conmigo esos días en los cuales como pareja hemos tomado juntos la decisión de esperar. Respetando los tiempos, discerniendo cuando será el momento, invitando y alabando a Dios por su perfecta voluntad.
De hecho, el 100% de parejas con las que hemos conversado y que también practican la PFN están de acuerdo con nosotros en que luego de los días de espera es dulce y hermoso volver a estar juntos, ¡tanto como una segunda luna de miel!
Una amiga nos compartió cómo la PFN había cambiado su matrimonio. En los primeros meses de su matrimonio optaron por usar un método anticonceptivo, pero sentían que algo no estaba bien, constantemente discutían, no sentían que su entrega estuviera completa, y con el tiempo ella comenzó a sentirse usada; así que tomaron la decisión de prepararse para practicar la PFN.
Ella nos compartió el testimonio de que la PFN había traído a su vida amorosa una gran diferencia, acercándolos aún más y fortaleciendo su intimidad, comunicación y comprensión. Se sentían como un equipo.
Nos dijo: “es como cuando ayunas chocolate en Cuaresma, y ya al final verdaderamente estás deseando el chocolate. Eso ha sido para nosotros la PFN. Estamos verdaderamente emocionados de renovar nuestros votos matrimoniales”.
Y por último: Sí, esperar durante esos días puede ser difícil, ¡pero muchas parejas lo logran día a día y no han muerto! Esperar no te va a matar, sino que va a acrecentar tu amor.
La PFN requiere comunicación, aprendizaje, ser dueños de sí mismos, esfuerzo, sacrificio, ¿pero acaso no todas las cosas buenas de la vida también lo requieren?
Y sí, la PFN requiere un amor verdadero.
Esto es lo que la gente no te dice de la Planificación Familiar Natural.
AMDG
Artículo originalmente publicado por Emma & Didier