Enorme rechazo a los intentos de homologar como matrimonio las uniones homosexuales
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La iniciativa del presidente de México, Enrique Peña Nieto, presentada el pasado mes de mayo para homologar como matrimonio las uniones homosexuales y abrir la puerta a estas para la adopción de menores, ha suscitado un enorme rechazo por parte de organizaciones pro-familia en México, mismas que han formado el Frente Nacional por la Familia.
El Consejo de Presidencia y los obispos de la Comisión Episcopal de Familia, Adolescentes, Jóvenes, Laicos y Vida, de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), han emitido un comunicado sobre el llamado “matrimonio igualitario”, que se presenta –dicen los prelados– sólo como una parte de una serie de propuestas legislativas con amplio espectro, unas ya aprobadas y otras en proceso y con consecuencias de un profundo cambio antropológico.
Frente a la irrupción de la mentalidad de “ideología de género“, que se mueve con una “bandera” de aceptación, al promover el valor de la diversidad y la no discriminación; pero lo hace con criterios de verdadera ideología, los obispos mexicanos, encabezados por el cardenal José Francisco Robles Ortega, presidente de la CEM, recuerdan que esto “niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer […] presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia” (Amoris Laetitia 56).
Debilitar a la familia como sociedad natural fundada en el matrimonio, de ninguna manera favorece el desarrollo de la nación y la enfrenta, eso sí, a un descalabro moral y humano pues las uniones entre personas del mismo sexo al equipararse al matrimonio perjudican los valores, la ética y la maduración de las personas, advierten.
En este contexto, y en un pulso con la Presidencia de la República, los obispos de México respaldaron y animaron a la coalición de grupos que se ha constituido, llamada “Frente Nacional por la Familia”, y que está convocando y organizando dos marchas o concentraciones masivas para expresar que: “el futuro de la humanidad se fragua en el matrimonio y la familia natural”.
La primera de las marchas será el próximo sábado 10 de septiembre en cada uno de los Estados y ciudades grandes; la segunda, el sábado 24 de septiembre en la Ciudad de México y con un carácter nacional.
En el comunicado, piden a los obispos de todas las diócesis el respaldo mediante la Comisión Diocesana de Familia, “así como desde las parroquias, para animar y promover la participación entusiasta y creativa de todas las personas, familias y grupos a estas marchas-concentraciones, con la posibilidad de implementar alguna forma de seguimiento-colaboración para otros procesos y eventos con los participantes”.
También –termina diciendo el comunicado– se puede organizar y animar a participar en otras iniciativas de tipo cultural, académico, legislativo y social. De esta manera, en la coyuntura actual de nuestra patria y a nivel internacional, es trascendental compartir, respaldar y dar resonancia social a nuestra convicción en bien del matrimonio, la familia y la vida.