Mejorar la la calidad de vida de estos niños es posible y cualquier ayuda es fundamental
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En base a datos difundidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada 33 bebés nace con defectos congénitos en el mundo y Ecuador no es ajeno a la realidad, indica un informe publicado en El Comercio de Quito sobre el drama en las familias con niños que nacen con malformaciones.
Precisamente, esto representa la segunda causa de muertes en bebés de 28 días y niños de menos de cinco años en América, indica la Organización Panamericana de la Salud, según reproduce este medio.
Pero la nota cuenta la historia de Santiago, Gabriel y Dylan. El primero tiene 4 años ya ha sido sometido a cuatro cirugías reconstructivas en la cabeza. Tiene síndrome de Apert, trastorno que trae como consecuencias deformaciones en el cráneo, además de la cara, manos y pies.
Su madre, de 28 años, contó que lloró cuando supo lo que padecía su hijo y al nacer enterarse también que sufría una alteración en el paladar y problemas de corazón. Santiago fue operado como parte del programa de ayudas que brinda la Fundación Metrofraternidad con pacientes de bajos recursos.
Estas operaciones son sumamente complejas y pueden tardar hasta 17 horas, contó a El Comercio de Quito quien estuvo a cargo de este procedimiento, el cirujano plástico Rómulo Guerrero. “Las más complicadas son siempre las reconstructivas por deformidades, principalmente las que afectan el cráneo y la cara de los niños recién nacidos”, señaló.
Otro de los casos es el de Gabriel, de tres años, a quien se le tuvieron que realizar ocho operaciones reconstructivas. Nació con problemas en los párpados y cabeza deforme, entre otras cosas. En una de las operaciones tuvieron que hacerle implantes bajo la piel para provocar su expansión y también favorecer la reconstrucción de su nariz.
Gabriel deberá seguir con estos tratamientos hasta los 16 años, estiman los médicos.
Por último, está el caso de Dylan, que también nació con malformaciones. En su caso tuvo que atravesar por siete operaciones, mayoritariamente también para reconstruirle nariz y cráneo. Pero a ello se le suma el hecho de que uno de sus brazos es más corto que el otro. En el caso de Dylan las operaciones también fueron muy costosas y la ayuda recibida de organizaciones para financiarlas fueron fundamentales.
Actualmente Dylan, que tiene más de 40 tornillos en la cabeza y diversas placas de platino en su cráneo, está yendo a la escuela y se percibe la evolución en su calidad de vida.
Sin dudas el nacimiento de un niño con malformaciones representa todo un drama para la familia. Por lo general los procesos para mejorar la calidad de vida de estos afectados requiere de varias operaciones y tratamientos prolongados y costosos. En ese sentido, es por demás importante la colaboración que pueden hacer diferentes organizaciones para ayudar a las familias que sufren este problema y que encima son de bajos recursos.
Por ejemplo, consigna El Comercio, durante la última semana de julio la Federación Ibero- Latinoamericana de Cirugía Plástica (FILACP) –la mayor organización de cirujanos plásticos de habla española y portuguesa- promovió en la región cirugías plásticas gratuitas para favorecer a familias desfavorecidas y con ello devolver esperanza a niños como Santiago, Gabriel y Dylan.