Visita a Auschwitz y Birkenau
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“Señor, ten piedad de tu pueblo”, “¡Señor, perdón por tanta crueldad!”: así firmaba el Papa Francisco en el libro memorial tras su visita a Auschwitz.
Una visita en oración y en silencio, una visita al horror y al mal que es capaz de hacer el ser humano.
Tras dejar Auschwitz, Papa Francisco continuó su visita al dolor y el sufrimiento, visitando Birkenau: la última parada del horror y el holocausto. No fue construido como campo de concentración, sino como lugar de exterminio.
Allí se encontraban 4 crematorios con cámaras de gas y se podían llegar a asesinas a más de 2.500 prisioneros por turno. Miles de judíos, un millón de deportados y decenas de miles de gitanos fueron asesinados allí.
Papa Francisco llegó a bordo de un coche eléctrico, en paralelo a las vías del tren que llevaban a los prisioneros a la muerte. Todo un símbolo.
Rabino canta el salmo #DeProfundis en #Birkenau; #PapaFrancisco reza en silencio: https://t.co/UAuVWwpf1v pic.twitter.com/2oRYyRmRg1
— Aleteia (@AleteiaES) July 29, 2016
Y comenzó su visita tal y como la terminaba en Auschwitz, rezando. Nada más llegar rezó ante las lápidas de las víctimas. De fondo, una única voz, la de un rabino que cantaba en hebreo el salmo 130, De profundis.
Le esperaban 25 «Justos entre las Naciones», no hebreos, como por ejemplo Józef Walaszczyk, nacido en 1919 y apodado ‘el segundo Schindler’. Todos ellos salvaron la vida de los perseguidos poniendo en peligro la suya propia y de sus familias.
#PApaFrancisco con los que ayudaron a salvar a judíos de la #shoah #JustosentrelasNaciones https://t.co/UAuVWwpf1v pic.twitter.com/5mEDdhrgaK
— Aleteia (@AleteiaES) July 29, 2016