Será la disciplina emblema de Bolivia en los JJOO de Río y en ella el país deposita todas sus esperanzas
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Ángela Castro marcha, y lo hace a un ritmo que la ubica entre las 30 mejores del mundo. No es poca cosa para una atleta oriunda de un país con poca trayectoria en el olimpismo, pero que quiere aprovechar la primera vez que los Juegos Olímpicos tendrán lugar en suelo sudamericano. Bolivia deposita en ella y en la marcha sus grandes esperanzas para hacer un digno papel e impulsar el espíritu olímpico en el país.
La historia de Ángela es una historia de superación constante. Nació con displasia de cadera en una familia con escasos recursos. Cuando advirtieron los problemas para pararse, a los 8 meses, un médico le dijo que debían haberla tratado a los 3 meses. Sugirieron cirugía, pero la familia optó por fisioterapia. Caminó recién a los dos años. El médico les dijo a los padres que la niña no podría hacer deportes, ya que no le habían realizado la cirugía.
A los 15 años comenzó a dedicarse al atletismo, y tras probar distintas disciplinas, se enfocó en la marcha. Su madre lloró al verla competir, y confirmar el garrafal error de los médicos. Fueron sus padres los responsables de impulsar a dedicarse a este deporte: “Comenzó con mis papás, quienes me enseñaron muchos valores, por eso doy gracias a Dios. Si bien uno no tiene grandes recursos como otras personas, pero las enseñanzas, las luchas le hacen fuerte a una y creo que la marcha me hizo la persona que soy, por eso estoy tranquila”, contó al diario boliviano La Razón.
Su padre Roberto falleció en octubre del año pasado, y la marcha la ayudó a superar la depresión por la pérdida. Con el apoyo de su mamá Gloria y su hermano, en abril obtuvo por primera vez el campeonato Sudamericano.
“Esos inconvenientes logré superarlos y cada golpe me hizo más fuerte. A veces, las cosas se me acumulaban, tenía clases en la universidad, los entrenamientos y algún rato los recursos no me alcanzaban, pero igual tuve mucha actitud, creo que todo está en la mente y pude seguir como atleta; por eso, si una se lo propone no hay imposibles”, confía la estudiante de tercer año de Fisioterapia y Kinesiología.
Tras el obtenido, compitió en el Mundial de Roma, donde mejoró en cuatro minutos su tiempo en el Sudamericano, alcanzó el récord nacional, y llegó entre las primeras 20. Una proeza para el atletismo de su país.
“Sigo trabajando porque no quiero ir sólo a competir, sino que deseo representar bien a Bolivia y que estén orgullosos de mí”, confió Ángela al portal de los Juegos Olímpicos. Competirá en ellos el 19 de agosto, a tres días del final. “Sigo trabajando porque no quiero ir sólo a competir, sino que deseo representar bien a Bolivia y que estén orgullosos de mí”, aseguró.
La esperanza en la marcha
De los 12 representantes de Bolivia en los Juegos, que tendrán lugar del 5 al 21 de agosto, seis lo harán en disciplinas del atletismo. Habrá dos representantes en natación y dos en tiro, uno en Judo y uno en ciclismo.
Cinco de estos 12 son marchistas. Junto con Castro, participarán de los 20 km Wendy Cornejo y Stefany Coronado; Marco Rodríguez entre los varones; y Ronald Quispe en los 50 km. Todos ellos obtuvieron las marcas mínimas necesarias, algo de por sí muy meritorio e histórico para el deporte boliviano, como ha insistido la prensa del país.
La entrenadora de los marchistas bolivianos Martha Jesús Marín Ibáñez es una de las principales responsables del buen momento de la marcha boliviana. Bajo su dirección, llegaron buenos resultados e incluso títulos sudamericanos en categorías juveniles, lo que alienta a un futuro aún más promisorio. “Lo que más me costó es hacerles creer que sí podemos soñar con llegar a un ciclo olímpico. La mentalidad de muchos es que nunca vamos a lograr y eso no es cierto, sí podemos”, insistió recientemente en una entrevista a La Razón.
Varios de los marchistas se refieren a Martha como una madre. “Nosotros hemos sido muy bendecidos por nuestra entrenadora; más que eso, ella ha sido una madre para todos nosotros. Más allá de los entrenamientos se preocupa por nuestro bienestar. Creo que todos estos frutos son gracias a ella”.
La marcha será el emblema de la representación boliviana en los primeros Juegos Olímpicos que se desarrollarán en suelo sudamericano. El esfuerzo del equipo puede no redundar a en medallas, pero seguramente lo hará en renovar el sano espíritu olímpico en su país.